Para los jóvenes que militan en distintos partidos políticos, el "tema Malvinas" está más anclado en el presente que en el pasado. Y, más allá de las diferencias, hay una figura de unión, la de los ex combatientes. Y otra que perturba, la de los kelpers, aunque ello no empaña la coincidencia sobre la soberanía argentina sobre las islas.
El justicialista Christian Arroyo reivindica de cabo a rabo el accionar de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en torno del tema. "Pensamos lo que piensa nuestra presidenta; y no sólo es una cuestión de "bajada de línea", sino que se trata de defender lo nuestro, lo que es parte de nuestra Argentina. Más allá de que hoy esas tierras estén habitadas por ingleses, respetamos la decisión de nuestra presidenta de reclamar la soberanía, así como los actos en homenaje a los ex combatientes, que fueron jóvenes que lucharon en defensa de esa soberanía", afirma el dirigente de la Juventud Peronista.
Desde la Juventud Radical, Williams Fanlo reconoce que, en lo personal, tiene sentimientos encontrados. "Si bien la Argentina tiene legítimos reclamos sobre las islas, creo que se ha usado el tema Malvinas para politizarlo. Y hago cargo a todos los partidos políticos. La soberanía no se discute; sin embargo, si en la bandera de la soberanía estamos todos juntos, los ex combatientes están olvidados. El número de suicidos entre los ex combatientes ya supera a los que cayeron durante el combate en las islas. Estamos en deuda con los ex combatientes", afirma Fanlo, que integra la línea alfonsinista "Red Federal". Matías Zurita, de Proyecto Sur, coincide en la reivindicación de la soberanía territorial. Sin embargo, opina que el Gobierno incurre en contradicciones políticas. "No se puede declamar soberanía sobre el territorio Malvinas por un lado y entregarles a grupos concentradados la cordillera por el otro. Por un lado hay un gobierno que se declara progresista, utiliza un sentimiento nacional, apelando a un sentimiento de patrimonio, lo utiliza para ganar un debate posicional dentro del progresismo. Pero en los hechos entrega posesiones estratégicas, no solo tiene que ser soberanía territorial, sino política. Lo que nos parece es que , en pleno siglo XXI, no pueden existir actos aberrantes como el del ministro inglés diciendo que somos un país colonialista. En lo que discordamos es en el doble discurso. Para hacer soberanía hay que mirar del mar para adentro, también", señala el dirigente de Proyecto Sur.
Coincidente con Zurita, Leonardo Torrente, del Partido Obrero (PO), observa que el accionar del gobierno sobre el tema Malvinas es contradictorio. "Por un lado habla de soberanía, y por el otro está entregando recursos naturales, minería y petróleo", afirma Torrente. En lo que se diferencia respecto de los otros referentes de juventudes es en su respuesta sobre la "solución diplomática". "La negociación diplomática llevaría a una soberanía compartida, con intervención de los Estados Unidos en las negociacones, con el beneficio de los Estados Unidos y de Inglaterra sobre la pesca y el pertróleo", observa Torrente.
En parte, Facundo Cabral, desde la Juventud Justicialista Libertaria (JJ)L), comparte ese argumento. Dice que la cuestión Malvinas tiene que ver con la soberanía "tanto interna como externa"; que la guerra fue una "estrategia oportunista de una dictadura que compartía la misma política económica que los ingleses; y que expuso a una juventud que estaba lejos de tener la preparación indicada para ese tipo de conflicto, "tal como lo muestra el informe Rattenbach". Opina, además, que la vía diplomática es el ámbito adecuado para discutir el tema Malvinas. Pero que no debe quedar sólo sujeto a la ONU ("que mantiene el status quo", afirma) sino también al aporte de organismos de negociación regionales.