BUENOS AIRES.- Justo cuando una tempestad con escasos antecedentes afectó trágicamente a la región metropolitana de Buenos Aires, el Gobierno desarrolló nuevos frentes de tormenta hacia fuera y hacia adentro de su estructura política por el caso Ciccone. El caso Boudou parece haber operado de esa manera en el Gobierno. Desde la irrupción de las denuncias en la marquesina mediática, distintos funcionarios kirchneristas se muestran de un lado y del otro del hombre que rápidamente saltó distintos niveles del poder y se encumbró en el segundo peldaño.
No es verdad que el Vicepresidente esté solo, pero sí es cierto que tiene enemigos y miradores de reojo dentro de la estructura política a la que pertenece. Mientras por lo bajo algunos piden que haga un gesto que impida contaminar a todo el Gobierno y sobre todo a Cristina Kirchner, las diferencias comenzaron a hacerse evidentes en medio de un coreográfico esquema de respaldos públicos.
Primero fue el ministro del Interior, Florencio Randazzo, quien se valió de una frase de Néstor Kirchner para no poner "las manos en el fuego por nadie" y en las últimas horas también mostró sus reparos la titular de la cartera de Defensa, Nilda Garré, al defender al juez que investiga a Boudou, Daniel Rafecas.
El propio Boudou lanzó "para adentro" en su estrategia defensiva. El ex ministro de Economía dice que es víctima de un ardid de la firma Boldt y habló de los lazos de esa empresa con el gobierno bonaerense desde 1993, con Daniel Scioli y Randazzo entre los destinatarios de sus sospechas.
Un juez reconocido. Rafecas goza de un prestigio poco común entre los jueces del fuero Federal y en el Gobierno intuyen que no tendrá contemplaciones contra el número dos del Ejecutivo nacional.
El magistrado delegó la investigación en el fiscal Carlos Rívolo, quien está detrás del enriquecimiento del ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime.
Boudou observa cierta animosidad a partir del allanamiento a un departamento de su propiedad que tuvo filtraciones a la prensa y busca preparar el terreno para mover a Rafecas. Una recusación y un pedido de juicio político en el Consejo de la Magistratura serían las herramientas elegidas. Hernán Ordiales, el representante del Poder Ejecutivo en el cuerpo que designa y remueve jueces adelantó la apertura de una causa contra Rafecas por "tener una conducta incompatible con la imparcialidad que debe tener todo magistrado". El contraataque de Boudou levantará mucha polvareda por ir contra un juez que levanta banderas propias.
Dicen que el caso que involucra al vice solo salpica al vice, pero reconocen que la onda expansiva podría comenzar a acercarse en cualquier momento a la figura presidencial, sobre todo por la estrategia defensiva de Boudou.