BUENOS AIRES.- Cuando el caso Ciccone comenzó a traducirse en puntos en contra de la adhesión popular que, mes a mes, encuestan en el entorno presidencial, desde la residencia de Olivos llegó la orden: proteger a Amado Boudou, defendiendo la gestión del ex ministro de Economía, hoy devenido en vicepresidente de la Nación.
Como lo habíamos anticipado desde LA GACETA, lo primero que se hizo es limitar las apariciones públicas del titular del Senado, y si era necesario, que lo haga lejos de la prensa política especializada.
Hasta ahora, sólo el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; el presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, y el titular del bloque "K" de esa cámara, Agustín Rossi, fueron los primeros que avalaron a Boudou. A la lista se sumaron recién en las últimas horas algunos ministros.
¿Será porque no están de acuerdo con la metodología? En los pasillos de Casa Rosada es el comentario que más se escucha, apoyados también en el malestar que habría expresado la presidenta, Cristina Fernández, con el excesivo ataque que lanzó Boudou, hacia dentro y hacia afuera del Gobierno y sus socios. Sin embargo, la jefa de Estado ordenó evitar la caída del vice, que significaría un golpe político e institucional feroz tanto para ella como para al Gobierno, y arreglar cuentas "en casa". (Especial)