BUENOS AIRES.- La serie, finalmente, se cerró con facilidad. Los números del triunfo de Juan Martín Del Potro sobre Marin Cilic por 6-1, 6-2 y 6-1 son demasiado contundentes como para encerrar algo que los contradiga. Lejos de eso, la explicación para tamaña diferencia parece sencilla.
El tenis es un deporte sin contacto físico pero de confrontación directa: en cierta forma uno hace lo que quiere; en otra lo que rival le permite. Así, cada impacto más lento, menos pesado y de menor profundidad de Cilic, fue uno siguiente que Del Potro jugó con más tiempo y mejor apoyado. Y, lo sabemos todos, de esa forma Juan Martín puede "quemar" la pelota. Eso fue lo que hizo desde el segundo game del partido. Quebró en el primero, sintió que del otro lado el cansancio pasaba facturas y no dudó en ningún momento del desarrollo.
A Juan Mónaco le quedó la yapa de presentarse ante un público que, más que aplaudirlo por su victoria, le mostró su gratitud por la actuación de hace unos días en Miami. "Pico" no tuvo que esforzarse para vencer a Antonio Veic por un doble 6-1.
Los cuartos de final fueron una serie más complicada de lo esperado y Croacia un rival que se plantó sin temores en Buenos Aires, algo que quizá enseñe el camino que los checos intentarán recorrer a mediados de septiembre. A esperar entonces, con la esperanza absolutamente viva.