De la araña vieja no queda nada. Ni siquiera una historia contada con fotos que hable de su belleza o de su decadencia. "Suponemos que allí hubo una araña, porque el hueco en la cúpula y el aro iluminado lo sugieren, pero no tenemos ningún registro. Parece increíble, pero no hay", dice Víctor Hugo Cortés, director del teatro San Martín. Otros más memoriosos, o con más años vividos, tienen alguna imagen vaga rondando en la cabeza: "recuerdo que había un gran plafón, no una araña, yo era muy chico...", testimonia Mauricio Guzman, presidente del Ente de Turismo. Lo cierto es que el plafón no está hace muchos años y hoy ese hueco que devora los comentarios de los asistentes se llenará con una lujosa araña diseñada para agasajar al teatro en su centenario.

Los técnicos están trabajando desde el miércoles en la sala, colgando una a una las tiras que contienen los 35.000 cristales Swarovksy. Cristales que deslumbraban aún cuando la estructura no estaba terminada. "El teatro cumple 100 años y era momento de regalarle esto. En julio de 2011 empezamos a pensar seriamente la idea y nos embarcamos", cuenta Guzman, con la alegría de ve la obra concretada.

Quien hizo el contacto con la empresa Novaluz, fabricante de la luminaria, fue el reconocido productor Lino Patalano, quien adquirió arañas para el teatro Maipo. "En realidad hubo muchas idas y vueltas. Ellos recibieron nuestro pedido, nos mostraron algunos diseños, tomaron las medidas del teatro... Lo que había que cerrar era el precio, que en un principio era mucho mayor al que terminamos pagando. La empresa se comprometió con el proyecto y quiso aportar a las celebraciones del centenario", relata Ronit Keter, directora de Producción del Ente.

Cultura acordó con Novaluz un descuento, que se compensará con canje publicitario en los programas de mano del teatro. Además, la empresa EDET también aportó dinero para colaborar con la compra. "Para nosotros fue un desafío. La empresa lleva 40 años en el rubro y esta es la araña más grande que fabricamos en nuestra historia", confió Néstor Rodríguez, presidente de la firma. Él vino personalmente a Tucumán a supervisar la instalación del artefacto.

Tres operarios de Buenos Aires trabajaron con una paciencia envidiable para colgar los caireles y subir la estructura. Está montada en un malacate eléctrico, que permitirá bajarla para hacer el mantenimiento. La estructura de la araña está hecha en hierro y acabada en bronce, bañada en oro de 24 kilates y protegida con lacas aplicadas con calor. El peso total es de 280 kilos y la iluminan 150 lámparas halógenas. El anillo más grande tiene tres metros de diámetro (son tres, dos más chicos) y la altura es de 4,5 m.

Cinco meses duró el proceso desde el diseño hasta la colocación. El modelo elegido se basa en el Marriot, pero fue adaptado a las dimensiones y al estilo del teatro. Con esto, el San Martín se convierte en el único coliseo del interior del país que luce una araña de este estilo y dimensiones. "Nos demoramos porque hacemos un trabajo artesanal, no tenemos nada prefabricado, aunque sentíamos la ansiedad de los tucumanos. Pero mirá cómo está quedando", presumía ayer Rodríguez. Los técnicos estimaban que esta tarde la araña estará izada y en pleno funcionamiento.

La inauguración oficial será el 18 de este mes, día del cumpleaños del teatro, con la presentación del pianista Bruno Gelber junto a la Orquesta y el Coro Estable de la Provincia.