Cambió el tango para siempre. Incluso los que lo combatieron encarnizadamente reconocen hoy el genio sin igual de Astor Piazzolla. "Fue un creador incansable, un visionario, un rebelde que consiguió expandir el tango a niveles nunca antes imaginados", aseguró el músico Carlos Podazza, quien tuvo la posibilidad de ver los espectáculos que el genial compositor ofreció en Tucumán. El 24 de mayo de 1972, Piazzolla se presentó en el Club Caja Popular. Se habían programado dos presentaciones, pero el compositor abandonó la provincia después del primer concierto, molesto por los problemas técnicos y las dificultades del sonido.

"Creo que más bien se enojó por el frío. Era un lugar muy poco apropiado para un concierto", recordó Podazza. Y agregó: "era un hombre muy particular, de trato difícil y con un carácter muy temperamental".

Seis años después, el 28 de octubre de 1978, Piazzolla volvió a Tucumán con su quinteto, para presentar dos espectáculos en el cine Candilejas: uno a las 20.30 y el otro a las 22.45. "El primero de ellos -cuenta Podazza- se suspendió por falta de público. Para el segundo había un poco más de espectadores, pero el lugar no estaba colmado. Piazzolla tuvo un gesto que nunca voy a olvidar. Yo estaba ubicado en los asientos de atrás, que era el sector popular. El medio y la platea, con los asientos más caros, estaba vacío. De golpe, antes de actuar, Piazzolla se paró en el medio del escenario y nos pidió que nos acercáramos y nos ubicáramos en los lugares vacíos, para que pudiéramos escuchar mejor. Realmente, fue una actitud honorable".

Y es que Piazzolla tenía esas cosas de creador brillante y comprometido con el público. Además, en sus presentaciones, solía agradecer a todos por igual. "Una vez vino para el Septiembre Musical y actuó en el Teatro San Martín. Como había pasado en el Candilejas, yo estaba ubicado en la cazuela. Cuando el músico se paró para agradecer los aplausos, miró primero a los que estaban arriba y después a los de la platea", contó Podazza.

¿Qué aportó Piazzolla al tango? Según Podazza mucho. "No solamente cambió el ritmo tradicional, ese del 1, 2, 3, sino que convirtió el tango en un género de exportación. Y la sociedad con Horacio Ferrer le dio un vuelo aún mayor", enfatizó. Puesto a elegir, el músico tucumano reconoció que la pieza "Tristeza del doble A" es una de las más logradas del compositor. "En realidad la obra de Piazzolla es monumental. Componía en el piano y, cuando transmitía eso al bandoneón, el resultado siempre fue magnífico", agregó.

Un colega admirador
"Los bandoneonistas, hoy, no podemos escapar de su influencia. Piazzolla fue, como bien afirmó Leopoldo Federico, una bisagra en la historia del tango en general, y del bandoneón en particular. Marcó un antes y un después, no solo en la forma de tocar sino en el modo de componer", afirmó el bandoneonista Víctor Juárez.

"Tocar su música es fascinante. Creo que él nunca imaginó cuán importante iba a ser su impronta para la música. A veces, pienso que se murió demasiado pronto y me apena que no haya podido vivir su éxito, que es planetario. Otras veces, me da la sensación de que se habría asustado de comprobar su enorme fama".