Se sentó en la última fila de los bancos que están en la sala de audiencias. Allí aguardó que el presidente del tribunal, Emilio Herrera Molina, la llamara al estrado para el careo. "Esperé 10 años para tenerla cara a cara y decirle todo lo que acumulé adentro mío", admitió más tarde Susana Trimarco.
En una sala contigua estaba Patricia Soria, la enfermera vecina de Marita Verón, con quien debía charlar Trimarco, tal como lo había dispuesto el tribunal que lleva adelante el juicio contra 13 imputados por la desaparición de la joven, ocurrido el 3 de abril de 2002.
Soria y Trimarco se miraron a la cara cuando Herrera Molina les indicó el primer punto del careo. "Respecto al tamaño del negocio que tenía Marita en el barrio. Si era pequeño o de mayor importancia", explicó el camarista.
Fue el único punto en el que se pusieron de acuerdo. Las mujeres coincidieron en que Marita tenía en su casa un negocio pequeño, pero con diversas mercaderías. La discusión comenzó cuando Soria comentó que el sábado anterior a la desaparición de Marita, Trimarco fue a su casa a darle las gracias por las atenciones que había realizado a su hija.
"Nunca te puedo dar las gracias. Nunca me cerró tu vida siniestra, ni me gustó que Marita converse con vos. Esperé estos 10 años de sufrimiento para tenerte al frente y que dejés de mentir. Vos nunca le prestaste plata. ¿Cuánto te pagaron para que la vendas a mi hija?", preguntó Trimarco en tono acusatorio. "Atorranta" y "sinvergüenza" fueron los términos usados por la madre de Marita para referirse a la enfermera Soria. La mujer casi no tenía tiempo de responder a las acusaciones. "Está mintiendo señora", repetía la enfermera. "Lo único que hice con su hija fue ayudarla cuando usted estaba en su casa", agregó.
Prudencia
"Necesitamos escuchar a Soria", le pidió el juez Herrera Molina a Trimarco. "Es que esperé 10 años de mi vida para enfrentarla a esta atorranta", respondió la madre de Marita. "El dolor no borra la prudencia. Tienen que tener prudencia las dos", insistió el camarista.
El resto del careo fueron las acusaciones a Soria y la defensa de la enfermera, que continuó afirmando que Trimarco mentía. "¿Por qué la hiciste desaparecer a mi hija? Cobraste mucha plata por entregarla", fue la acusación más fuerte. "Probalo", le respondió Soria. "Vos sos la punta del ovillo del secuestro de mi hija. Devolvémela, que aparezca ya", agregó Trimarco.
Herrera Molina dio por terminado el careo. Soria se retiró de tribunales sin realizar declaraciones. Trimarco aguardó que finalizara el cuarto intermedio, para evitar cruzarse con los imputados en el pasillo, por recomendación de la Policía.
"Sólo pido por mi hija y que se haga justicia. Yo la sigo buscando, no me quedo quieta en ningún momento", dijo ante la prensa. Consultada por las expresiones de algunos acusados de que sólo busca dinero con el juicio, Trimarco se negó a responder. "No voy a contestar los agravios", afirmó.