Podrán venir muchos en el futuro, y tal vez hasta mejores. Pero nadie le quitará jamás a la M19 "naranjita" el honor de ser la primera camada tucumana de la historia en conquistar el título en ambas categorías (en 2011 logró el Argentino M18 tras derrotar a Buenos Aires).
Cierto es que Córdoba dispuso más de la pelota durante el primer tiempo, pero Tucumán la utilizó mejor. Gran scrum, contundencia en ataque, y solidaridad al defender fueron claves del visitante.
Fue una final hecha y derecha, con poco espacio para la magia y mucho para el contacto. Tucumanos y cordobeses defendieron cada metro con fiereza, como si se jugara al borde del ingoal propio. La efectividad de Santiago Rez Masud para traducir en puntos las infracciones rivales y el gran try de Francisco Zacher al final del primer tiempo fueron los que comenzaron a romper el equilibrio.
Tucumán pudo haber sacado mayor distancia en el inicio del complemento, pero los caprichos del viento se llevaron afuera de los palos un par de penales que hubieran dado mayor tranquilidad.
Más tarde sucedió lo inesperado: dos tarjetas (una amarilla y otra roja) provocaron que Tucumán pasara de jugar con superioridad numérica a hacerlo con uno menos. El try de Masjoan terminó de complicar las cosas, dejando a los cordobeses a un try convertido de pasar al frente cuando restaban 15 minutos por jugarse.
Pero la historia tucumana sabe de epopeyas, y los M19 forman parte de ella. Con el viento y las tribunas totalmente en contra, sacaron ese plus de corazón que por su condición de "naranjas" cargan de nacimiento. Y Córdoba entendió que, por mucho que intentara, la Copa ya tenía dueño.