Los célebres frescos pintados en la Capilla Sixtina por el artista Miguel Ángel cumplen hoy 500 años, y según afirma el director de los Museos Vaticanos corren un serio peligro. Es que el calor corporal y el aliento de los aproximadamente 20.000 visitantes que admiran diariamente los frescos son, además del polvo, una grave amenaza para esta obra cumbre del Renacimiento. Según Antonio Paolocci, director de los museos, el delicado estado de los frescos más famosos del mundo hace necesaria la instalación de un nuevo filtro en la capilla o la reducción del número de visitantes. En cuatro años (1508-1512), Miguel Ángel pintó para el papa Julio II los frescos de la bóveda y, después, el monumental mural de "El juicio final" para la pared del altar. Las pinturas de Rafael y de Botticelli, en los laterales de la capilla, también son deslumbrantes.