BUENOS AIRES.- En este costado de la tierra, donde Mataderos se convierte en zona de guerra y el infierno termina siendo una salita de cuatro, Atlético encontró la redención. Volvió a creer en sí mismo, en que la desgracia puede rendirle tributo al de la otra vereda y no siempre a la propia. Hubo un partido entre tanta sangre y violencia y ahí Chicago podría haber renacido y Atlético entrado en el letargo. Pero el fútbol vive a contramano del merecimiento; paga a quien acierta y en ese rubro el "decano" contó con el golpe de gracia. Con una carambola que acabó en un rebote en Martín Caballero, el villano de la historia de un "matador" asesinado por su propia sangre y en su propia casa. Y si se habla de giros de tortilla, Atlético terminó saltando la piola de la que renegó en su momento, por la suerte que lo dejaba sin nada bastante seguido.
Un poco de la culpa de este gran 1 a 0 recaerá en la espalda de Becerra. Al minuto tuvo una y la tiró solito por arriba. Al rato, demoró un poquito y dejó que entre Lucchetti y Ladino le anularan la chance. Becerra se autoflagelaba mientras los "tucumanos" recibían los golpes de magia de Gómez y se mantenían enteros como Rocky en toda su saga. Atlético fue una roca. Rústica por momentos, pero repleta de sangre y corazón. Perdía por las bandas y se levantaba por el centro; perdía por el centro y revivía por las bandas. Así, en todos los sectores. El buen ritmo impuesto por Chicago le daba luces. Tanta luz terminó de encandilarle su panorámica.
Así, la visita, el débil de a ratos, pasó a dominar mentalmente. Atlético marcó terreno y se hizo respetar. Incluso dejando grietas en su camino, como aquella que Mosca dejó volar cuando apuró a Lucchetti y la tiró afuera. Fue eterno el partido. Tampoco fue vistoso para los de paladar fino, aunque sí consagratorio para aquellos que pensaban que el destino de estos "decanos" era la hoguera y no la fuente de las segundas oportunidades. Justo en Mataderos.
La suerte jugó a favor del "decano". Becerra falló tres chances claras de adelantar a Nueva Chicago y por distintas vías, Atlético se salvó y no recibó un gol tempranero. Así, terminó por segunda vez en el torneo sin goles en contra.
La suerte II: en varios partidos Atlético desperdició oportunidades de gol a lo loco y lo terminó lamentando. Esta vez, la efectividad fue su amiga y ¡cómo! La carambola que acabó en el gol fue una muestra clara.
El partido era de seis puntos como lo habían calificado varios por el tema de los promedios. Si bien falta mucho, había que ganar y ganó. Así, con Huracán perdido, terminó de hundir al recién ascendido que sigue último.
A no confiarse, la victoria debería servir como un aliciente mental pero no conformar desde el juego ya que se observaron errores gruesos, sobre todo defensivos y en el primer tiempo. Olimpo lo pondrá prueba.