SANTA FE.- Arrastró por suelo catamarqueño su clase, y por eso caía de maduro que, aunque sea mínima, tenía que levantar su nivel. La corazonada se cumplió para Boca. Y al 100%, porque el sacudón futbolístico fue mínimo nomás. Tan menudo que el duelo 0 a 0 le quedó como anillo al dedo y por eso dejó escapar otra chance para pelear el título.
Pudo ganarlo con los misiles de Leandro Paredes, esos que contra San Lorenzo encontraron la red (aunque con ayuda de Migliore) y esta vez murieron en las manos de Pozo. Es cierto, y
no hubo suerte. Pero la fortuna sí que descolló en el arco propio: primero porque a Agustín Orión le quedó perfecto el traje de figura, y segundo porque cuando el 1 flaqueó los palos emularon sus manos. En síntesis, Boca también zafó. Y la parda no enloqueció a nadie.
Lo peor de todo para el "xeneize" es ese reposo ante el que parece estar rendido; como a la espera de "el" suceso que se viene: el adiós de Falcioni, en menos de un mes.
Mientras tanto, su equipo lleva la calma del vagabundo. No le molesta comenzar a deambular por la tabla porque sabe que, pase lo que pase, la renovación de mando es su destino garantizado.
Tal vez sea Falcioni el más sentido en el asunto. Y es normal, porque de terminar al menos peleando el torneo, podrá sacar chapa de su cosecha y dejar perplejo a una Comisión Directiva que también decidió darle la espalda.
En cambio, si el equipo se rinde antes de tiempo, seguramente a "JC" no le quedará otra que retirarse por la puerta de atrás. (Especial)