El domingo 20 de noviembre de 1988 quedará para siempre en la memoria de miles de hinchas de San Martín y en millones de amantes del fútbol. Un histórico equipo, que hacía meses había conseguido la hazaña jamás igualada de ascender desde la Liga hasta la A, dio el gran golpe: goleó 6 a 1 a Boca en La Bombonera.
Aquella fue la primera vez que humillaron a los "xeneizes" en su propia cancha y en nombre de San Martín quedó inmortalizado.
Conducido por Nelson Pedro Chabay, el "santo" llegó con un plantel repleto de lesiones y ni siquiera pudo completar el banco de suplentes.
Los primeros minutos mostraron a un Boca tomando la iniciativa, pero sin llevar demasiado peligro al arco defendido por Miguel Yelpo. Pero todo cambió cuando el uruguayo Richard Tavares tumbó en el área a Antonio Vidal González. Con un derechazo fuerte, al medio del arco, Jorge López puso el 1-0, mientras de fondo se escuchaba a La 12 cantando "aserrín, aserrán, de La Boca no se van".
Pero la sorpresa fue aún más grande cuando casi al cierre del primer tiempo Dante Unali puso un zurdazo perfecto junto al primer palo de Carlos Navarro Montoya.
A los dos minutos del complemento, el misionero comenzaba a redondear el mejor partido de su vida. Es que una vez que le ganó la posición a Enrique Hrabina, Vidal González aprovechó la floja respuesta del "Mono" y comenzaba a silenciar a todo el estadio con el 3-0.
Sin embargo, su show estaba empezando. Diez minutos más tarde, en otra corrida memorable, con un remate entre las piernas del arquero de Boca Vidal González anotaba el 4-0. Y para demostrar que estaba derecho, siete minutos después le pegó como venía a un centro desde la derecha para completar su triplete.
Para decorar la torta, Ricardo Troitiño habilitó al cordobés Unali, que en la última jugada del partido, anotó la media docena.
Hoy se cumplen 24 años de la victoria más brillante de San Martín, la que es recordada todos los fines de semanas por cualquier hincha "ciruja". La revista "El Gráfico" le puso un título que la marcó a fuego: "Para recordar toda la vida". Y vaya si tenían razón. LA GACETA ©