A la vera del Paraná, Atlético hizo su negocio. Se llevó un empate, 1 a 1, en un partido en que el Club Atlético Patronato de la Juventud Católica, conforme a su nombre, le tuvo piedad. La hermosa noche entrerriana pintaba para fiesta del local desde el mismo arranque. Porque, según confirma la TV, Leonardo Acosta se tiró a la pileta a los 4 minutos y Ariel Suárez, el "Rey de la tarjeta", cobró penal y amarilla para "Laucha".
Entonces tuvo lugar el "perdón": como aquella tarde en Junín lo hizo Lucas Oviedo, este sábado fue otro ex San Martín, Gabriel Bustos, el que le permitió a Lucchetti lucirse en su especialidad: remate al medio y el pie del arquero que salvó al "decano".
Sin embargo, después llegó el sablazo desde fuera del área de ese flaco hábil y veloz de apellido Acosta que volvió loco a la defensa tucumana. Lucchetti por única vez en la noche no llegó contra su palo derecho y lamentó el 1-0. Y vino el segundo "perdón", el que le prodigó Patronato en esos varios contraataques que no concretó, incluidas dos remates de Mauricio Carrasco en el inicio del complemento.
Tanta indulgencia, en el fútbol suele pagarse caro. Y Diego Barrado, cayéndose, facturó a los 53' con esa pelota que quedó boyando en el corazón del área después de un córner de Gabriel Méndez. Y como el fútbol, entre otras varias cosas, es un hecho anímico, Atlético creyó por un rato que podía volverse a Tucumán con los tres puntos.
Tuvo un par de chances, con más garra que juego. Patronato fue a buscar lo que en su momento regaló, pero entre su impericia y la figura de Lucchetti se debió conformar con un último partido del año en el estadio Grella sin victorias.
El sustituto Gonzalo Bustamante quiso devolver gentilezas en el descuento y perdonó el 2-1. Pero teniendo en cuenta cómo vino la mano, Atlético hizo clinck, caja. Un empate hace una semana en Córdoba y otro ahora en Paraná, ni tanto ni muy poco. Ahora es turno de hacerse fuerte de local.