PARANÁ (Marcelo Androetto, especial para LA GACETA).- Fue un partido sui generis. Pareció a puertas cerradas, aunque hubo unas 5.000 personas. Dos hechos fueron concomitantes para que se viviera una silenciosa noche en Villa Sarmiento: ninguna de las dos dijeron presente, por razones disímiles.
La tribuna visitante lució desolada, con apenas 11 hinchas de Atlético, dispersos sobre las gradas desnudas. Y una única bandera desteñida, para alentar al "decano" en Paraná. Según un dirigente que acompañó a la delegación, el motivo tuvo que ver con lo sucedió una semana atrás en Córdoba, cuando los micros de la barra de Atlético fueron interceptados por la Policía de esa provincia y no pudieron acceder al estadio.
Esta vez, los micros directamente no salieron de Tucumán. Apenas una decena de simpatizantes, algunos provenientes de Buenos Aires, fueron testigos del 1-1.
Y otra postal todavía más extraña: el espacio que ocupan habitualmente los barras del local. O mejor dicho, en su lugar se colocaron 10 bombos y una bandera de protesta. "Pedimos justicia por nuestro papá, víctima de la discriminación policial". "Papá", detenido por una causa de asesinato.
En definitiva, fue el partido del silencio, solo los goles alteraron la paz. (Especial)