No es necesario que durante los entrenamientosrinda de manera extraordinaria. Tampoco importa si durante los 90 minutos da los mejores pases o, inclusive, mete varios goles. El oficialismo -más allá de la bandera de la que se trate- es un jugador que entra al partido con un beneficio extra por el sólo hecho de ser gobernante. "Cancha inclinada", es la metáfora futbolera que eligió el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec) para graficar las conclusiones de su informe sobre las ventajas en los comicios de quienes ocupan el poder en las provincias desde el retorno de la democracia (1983) y hasta las últimas contiendas (2011). Aclaró que los beneficios funcionan independientemente de las virtudes de los candidatos. Los autores María Page y Luis Schiumerini efectuaron el análisis cuantitativo de los resultados de 187 elecciones provinciales. 


¿Pierden las instituciones?
Una de las consecuencias de la ventaja oficialista, de acuerdo con el texto, es que las elecciones son cada vez menos competitivas: los números dan cuenta de que los oficialismos obtienen cada vez más votos, tienen mayor probabilidad de ganar y que la diferencia de sufragios se acentúa con el tiempo. La pérdida de la competitividad es un problema, advirtió, porque implicaría "serios riesgos para el buen funcionamiento de las instituciones de gobierno". Añadió que cuando un partido tiene una posición hegemónica en el mercado electoral, "la concentración de poder desdibuja la división de poderes e impide que las elecciones funcionen como un mecanismo de rendición de cuentas".

El estudio demostró que los candidatos y partidos gobernantes se alzan, en promedio, con entre un 7% y un 18% más de votos que la oposición. "Los oficialismos tienen, además, mayor probabilidad de victoria: entre un 28% y un 52%", precisó Schiumerini. Julia Pomares, directora del programa de Política y Gestión de Gobierno de la organización detalló que en 2011 se dieron los márgenes de victoria más amplios desde 1983.

El informe recordó que durante 2011, 22 de las 24 provincias eligieron gobernador: fueron reelegidos 13 mandatarios y el partido gobernante ganó con otro candidato en siete distritos. La fuerza de gobierno fue reemplazada en dos distritos (Río Negro y Catamarca).

Entre las reelecciones mencionadas está la segunda de José Alperovich, quien cosechó 584.000 votos (71%). El mandatario es uno de los que evolucionó en cantidad de sufragios: en 2003 había sumado 271.000 (42%) y en 2007, 520.000 (75%).

Del desglose de los comicios, también derivó que el plus es más redituable para el Partido Justicialista: "cuando es gobierno, obtiene en promedio un 14% más de votos positivos que la oposición y una probabilidad de victoria un 33% mayor". Contrastó esa tendencia con la de la Unión Cívica Radical (UCR), dado que los datos sugirieron que no logró capitalizar el ejercer el poder.

El doctor en Ciencias Políticas Juan Pablo Litchmajer afirmó que las conclusiones del documento corroboran con datos una ley tácita en política. "Debería ser más fácil defender un lugar que se ocupa que llegar a ocuparlo", explicó el rector de la Universidad San Pablo T. Advirtió que el enunciado no es infalible: si el contexto no es favorable o la gestión es deficiente, los oficialismos deberían tener una tarea más difícil que la oposición. "El manejo de recursos, logística y canales de comunicación en el gobierno actúan en favor, aunque insisto, cuando se vive una situación de crisis ser gobierno puede ser una desventaja", aclaró. Observó que en las provincias en ocasiones un partido mantiene el poder, pero mediante distintas corrientes internas, lo que genera un recambio pero una "falsa alternancia".

Por otro lado, el informe ubicó a Tucumán en el grupo de administraciones (junto a Salta, Entre Ríos, San Juan y Chaco) en el que existe una reciente consolidación del rédito extra. En la provincia coincidió con el inicio de la gestión alperovichista. "En las primeras dos décadas de democracia, allí las elecciones fueron competitivas, pero a partir del 2003, la brecha se agrandó hasta rondar el 50 % de los votos", señaló. Advirtió que en esos lugares hubo una alternancia relativa que perdió sustento en los últimos tres comicios. "Los casos de Entre Ríos y Tucumán son interesantes porque habilitaron la reelección inmediata recientemente y el momento de la reforma coincide con el incremento de la ventaja", agregó. Respecto a la intención de mantener el poder, Page hace la salvedad de que los límites a la reelección moderan la ventaja.

"El informe es revelador de una verdad que ya supo ver Alberdi en sus Bases: 'el presidente tiene siempre medios de hacerse reelegir y rara vez deja de hacerlo'", alertó la doctora en Derecho y profesora titular de Derecho Electoral (UNT-Unsta),Gilda Pedicone de Valls. Recordó que para el jurista tucumano, el origen de la tiranía no estaba en la acumulación de poder sino en su perpetuación.

Repasó que entre las provincias, la primera que habilitó la reelección fue La Rioja (Carlos Menem). "Tucumán no la tenía, aún habiendo modificado su Constitución en 1990. Recién en 2006 se autorizó no sólo la reelección inmediata, sino que -con el agregado de una cláusula transitoria- se permitió un tercer mandato consecutivo, una disposición éticamente reprochable porque se usó la fuerza numérica del poder para modificar las condiciones de ejercicio del propio poder", argumentó.

Para la especialista, la reelección -con los efectos negativos que se advierten en la investigación- afecta una de las condiciones básicas de una elección "competitiva". "La salud de una democracia se basa en la existencia de elecciones periódicas y competitivas. Para serlo, es requisito la igualdad entre los contendientes: está demostrado que no se compiten en paridad de condiciones quienes están en ejercicio del poder respecto de los que están fuera de él. La vocación de perpetuarse en el poder y el rechazo a la alternancia como factor dinámico de la democracia constituyen uno de los rasgos más negativos de nuestro sistema político", concluyó.

Alperovich y los votos

271.000

votos logró Alperovich en 2003. Sumó el 42% de las adhesiones.

520.000

sufragios alcanzó el gobernador en su primera reelección. Significó el 75% de los votos.

584.000

adhesiones cosechó en 2011, es decir, el 70% de los avales.


Tendencia nacional

187

elecciones a gobernador hubo en el país desde el 1983 

63%

de los mandatos ejecutivos fueron para el PJ 

13

fueron los gobernadores reelectos en las elecciones de 2011

7

son las provincias en las que no hay alternancia desde 1983

20

de los 22 distritos quedaron en manos de oficialismos durante los comicios de 2011