Allá en Lanús, Ricardo Collavini y Lucía Carbajo solían hacer todo de a dos. No sólo porque estaban juntos la mayor parte del tiempo, sino porque
sus "producciones" salían por duplicado. El 27 de febrero de 1988, por ejemplo, Diego y Leandro (en ese orden) llegaron a este mundo con segundos de diferencia gracias a la fuerza de mamá y el apoyo de papá. Serían el primer par de mellizos de la casa, aunque no los últimos. Con la misma fórmula y algunos antecedentes, el 23 de octubre de 1996, arribarían Matías y Lucía (h). "Yo no tengo idea, pero debe ser de familia", dice Leandro, el jugador de Atlético al que sus compañeros llaman "Melli". Según algunos estudios, la genética sí influye sobre determinadas mujeres para que tengan mellizos, no tanto así para los gemelos. Como también marca la ciencia, no son idénticos. Diego, que hizo inferiores con el jugador "decano" en el "granate", tiene el pelo y los ojos más claros, algo que dificultó crear el estereotipo que la gente tiene.
"Nunca pudimos cambiar de novia y faltar al colegio mandando al otro", aclara. Mucho menos lo pueden hacer sus hermanitos, una pareja de mellizos. "Tienen un aire pero no son parecidos", dice. A la hora de la crianza, Leandro cree saber bien cuáles son las ventajas y desventajas de tener "dos pares de 'mellis'", como dice él.
"Por un lado, es más fácil porque los criás a los dos juntos, de un sacudón y es complicado por diversas situaciones: cuando son bebés, dormís a uno y se te despierta el otro", confiesa quién junto a Diego debió ayudar a sus padres con los hermanos más chicos.
Pese al gol con el que debutó oficialmente en Atlético, Leandro sabe que un semestre mellizo al anterior para él no será nada agradable. "Me costó", asegura. El volante no cumplió las expectativas de Ricardo Rodríguez,
pero con la pretemporada que termina, se tiene toda la fe para convencerlo. "Me va a hacer bien. La mayoría de los refuerzos llegamos sobre la hora y necesitábamos esto", dice. ¿Podrá ganar fuerza su juego con una buena preparación física?
"Dependo del ida y vuelta y sin una pretemporada eso me afecta", dice quién había desarrollado toda su trayectoria en la B Metropolitana hasta aquí. "Físicamente son categorías parejas, pero en la B Nacional te equivocás y pagás; en la 'Metro', no", explica. Y si hay un error, no quiere ser él quién lo cometa. Su rendimiento lo relegó, pero está confiado. "Terminamos bien el año, eso te da confianza". La misma que le genera tener a sus hermanos cerca. "Si hay algo bueno de tener mellizos es la compañía". Y eso, al "Melli" no le falta.