NUEVA ORLEANS, Estados Unidos.- Para muchos, el Super Bowl de ayer fue un espectacular miniconcierto de Beyoncé con fútbol americano antes y después.
Su potente actuación de 15 minutos, en la que se reunió con las otras dos componentes de Destiny's Child, quizás fue la causa de la "anormalidad" que según los organizadores provocó el apagón parcial del Superdome de Nueva Orleans y que interrumpió durante 35 minutos la final ganada por Baltimore Ravens a San Francisco 49ers (34-31).
"Gracias por este momento", dijo jadeante Beyoncé al final de una actuación en la que, como prometió, cantó en directo tras no hacerlo hace dos semanas en la toma de posesión del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.
"Beyoncé silencia a los escépticos", tituló "The New York Times" tras lo sucedido en Washington.
Cantó y bailó con un ceñido vestido negro que dejaba ver sus poderosas piernas, capaces de competir con las de cualquier jugador de los Ravens y los 49ers. Coreografía y escenografía perfecta gracias a la tecnología y momento emotivo por la reunión con Kelly Rowland y Michelle Williams, sus ex compañeras de Destiny's Child, grupo en el que empezó la diva y que no se reunía desde 2005.
Empezó el espectáculo con su gran éxito "Crazy in Love" y terminó con el potente "Halo".
Beyoncé, como es costumbre en el Super Bowl, no cobró ni un dólar por su actuación. El beneficio está en la exposición y en las buenas críticas que se ganó. De los 24,1 millones de "tweets" que generó el Superbowl, 5,5 millones los protagonizó la cantante. (DPA)