¿Tanto escándalo por una calle? ¿Por una pequeña parte de un parque inmenso? A fin de cuentas, los tucumanos necesitamos circular con más comodidad por una ciudad que ha quedado irremediablemente chica.
Hace un mes que venimos con este tema y usted, estimado lector, probablemente se esté haciendo esos planteos. Nos los hacemos todos. Pero no se trata de una calle o de un parque, aun si pudiéramos abstraernos de la asfixia de San Miguel de Tucumán por tener sólo un tercio de los espacios verdes necesarios para vivir bien. Se trata de una ley. Y de una ley que, como pocas, fue refrendada y usada como estandarte por la ciudadanía durante las marchas "Tucumán no se vende". Ahora es un parque, pero después puede ser una plaza, un edificio emblemático... ¿Para qué tenemos una Ley y una Comisión de Patrimonio?
Como el camaleón
En un principio, las autoridades de la Municipalidad mostraron un desconocimiento de la Ley de Patrimonio. Dijeron que romper el parque no reñía con la norma porque no se estaba "enajenando" nada, sino brindando una mejora a todos los ciudadanos. A las dos semanas el discurso es otro: "la ley no incluye ese sector, no es parque y, por lo tanto, entendemos que no está protegido", dijeron, palabras más, palabras menos. Pareciera que tarde se dieron cuenta de que la ley tenía una fisura y la aprovecharon para limpiar culpas.
El lunes publicamos el llanto de un grupo de vecinos de San Cayetano, del pasaje Belisario López al 1.000, a orillas del ferrocarril. A 10 cuadras del centro y a dos de la avenida Roca, no pueden salir de sus casas cuando llueve: tienen que quedarse a sacar el agua con baldes. Su reclamo data de la gobernación de José Domato, pero la Municipalidad considera que esa calle no es una prioridad porque no tiene mucha circulación vehicular. ¿Era tan necesario, en cambio, abrir la Lucas Córdoba? ¿Viene a solucionar un gran problema de tránsito? Los taxistas dicen que no, que nadie se enojaba por tener que bordear el parque, que no era una prioridad esa calle (a ellos habría que escucharlos en estos casos). Entonces, el rumor de que la Lucas Córdoba se abre para favorecer al hotel instalado en el ex Abasto se hace creíble, sea o no cierto.
Fomentar la inversión es un argumento tan difícil de rebatir que se hizo necesario tener una ley para ponerle límites a esa especie de "razón comodín". ¿Qué pasará cuando a alguien se le ocurra la maravillosa idea de hacer un supermercado en la Casa de Gobierno?