"En escasos días, el Papa ya está dando un gran impulso a la Iglesia, sobre todo al proclamar la fe con valentía, con la palabra y con gestos muy concretos y visibles. A nuestro país, por ejemplo, le ha dejado gestos muy claros, como en la audiencia con la Presidenta de la Nación, al dejar atrás ciertas actitudes que habían tenido hacia su persona con un espíritu plenamente evangélico", destaca el padre Amadeo Tonello, rector del Seminario Mayor.
"Los signos son alentadores, pero sólo con la perspectiva de los años podremos ver lo que desencadena este papado. Francisco fue a la cárcel a oficiar misa como todos los Papas lo hicieron. Él no está lejos de lo que hicieron sus predecesores. No es que antes no había nada y ahora hay todo", advierte Tonello al observar el despliegue periodístico que genera en el país la figura de Francisco.
"El hecho de que sea argentino nos toca más de cerca, pero lo que importa es que es el Papa, sin interesar la nacionalidad que tenga", aclara el religioso tucumano, de 42 años, egresado del colegio Sagrado Corazón.
Para el análisis
La arquidiócesis de Tucumán es la más prolífica en vocaciones en el NOA, y sólo superada en el país por diócesis con gran cantidad de fieles; por ejemplo Capital Federal, La Plata y Rosario.
"En apenas un año y medio el arzobispo, monseñor Alfredo Zecca, ha ordenado a nueve sacerdotes tucumanos, lo que no es para nada común en otras diócesis", remarca Tonello.
"Si tenemos en cuenta las necesidades podemos decir que el número de vocaciones es escaso, pero en relación con la cantidad de ordenaciones en otras diócesis estamos bien", sostiene.
¿Qué factores intervienen en el nacimiento de las vocaciones? "Tucumán cuenta con una vida cristiana muy activa. Esta es una de las razones por las que se generan vocaciones. La vocación surge del trabajo de las parroquias, de los movimientos laicales donde hay jóvenes y de los colegios religiosos. En medio de la crisis actual de la familia, Tucumán tiene familias que han sabido transmitir la fe", afirma con orgullo.
Por eso hay seminaristas provienen de colegios católicos, de movimientos y parroquias. La mayoría llega al Seminario entre los 20 y los 30 años, después de pasar por la universidad; en menor medida cuando salen de la secundaria y pocos después de los 40.
Estos últimos generalmente tenían la vocación desde tiempo atrás pero estaban apremiados por circunstancias como la situación económica, por ejemplo, que les impedía entrar al Seminario, y debían a trabajar para ayudar a sus familias.
Las condiciones
Para ingresar al Seminario Mayor, donde se estudia ocho años para ser sacerdote, hay que contar con varias condiciones. La primera es sentir el llamado de Dios al sacerdocio, tener condiciones básicas para los estudios superiores y madurez humana y psicológica para asumir un compromiso para toda la vida.
"Pero lo fundamental es la vocación. No es como inscribirse en la carrera de abogado, en este caso Alguien ha querido antes que yo sea sacerdote", explica.
"La Iglesia tiene que discernir ese llamado, por eso la preparación es larga, para ver si la persona no sólo tiene recta intención de ingresar al Seminario sino también cuenta con las cualidades para ser sacerdote", remarca.