El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, irrumpió a los gritos en el edificio de Clarín acompañado por el viceministro de Economía, Axel Kicillof, y el titular de la Sigen, Daniel Reposo, para participar de la Asamblea General Anual Ordinaria del Grupo Clarín en nombre del Estado, que posee a través de la ANSeS un 9% de sus acciones derivados de la nacionalización de las AFJP.
Según el diario Clarín, también se lo vio a Alejandro Vanoli, titular de la Comisión Nacional de Valores.
Agregó que Moreno encabezó una nutrida delegación que incluía muchas personas que no estaban autorizadas a participar de la asamblea, como su mujer, Marta Cascales, periodistas y camarógrafos de la Televisión Pública y de la agencia Télam. Más tarde, una colaboradora de Moreno hizo entrar, como si fueran empleados estatales, a representantes del canal C5N -del empresario kirchnerista Cristóbal López- y del programa ultraoficialista 6,7,8. Las personas que llegaron con Moreno y que no estaban autorizadas a participar de la asamblea irrumpieron por la fuerza.
"Filmen a todos lo que están filmando", ordenó Moreno y hacía referencias a su anterior paso por la asamblea de Papel Prensa, a la que una vez hasta llevó guantes de box. Luego acusó arbitrariamente a un fotógrafo de Clarín de haber puesto micrófonos en Papel Prensa. Este le respondió que nunca había estado en esa empresa. El secretario estuvo en todos los detalles y sentado con Kicillof a su izquierda. Ambos se reían con ironía: "primera vez que entramos. ¿Querés que tengamos todo?", vociferaba exultante pero nervioso mientras preguntaba si sus taquígrafos estaban listos.
Según Clarin.com, Moreno miraba todo el tiempo su celular y se mostraba de mal humor por carecer de señal. "Estamos acá, se van a divertir todos", le dijo a una funcionaria suya que lo imitaba y gritaba también. Moreno encontró una cara conocida y le habló a un camarógrafo de su delegación: "hay que trabajar rápido para compaginar esto. ¿Te dieron las instrucciones?", preguntó.
"Los quiero acá", gritó luego desde la puerta del Auditorio del primer subsuelo del edificio de Clarín. Esa orden estaba destinada, ni más menos que a los agentes de la Policía Federal que habían ingresado a la empresa sin orden de ningún juez. Los efectivos obedecieron como si el secretario de Comercio Interior fuera su jefe directo, indicó el diario.