¡Felicidades a todos! A los perritos malcriados que te aturden para que los saques a pasear, a los gatitos perezosos que duermen en tu cama, a los loros parlanchines que te hacen pasar vergüenza cuando aprenden malas palabras, a los peces de colores que te relajan cuando los mirás mucho, a las tortugas que tienen fama de lentas pero si te descuidás se van y no vuelven más ... ¡A todos ellos, gracias por alegrarnos la vida!
Pero también, ¡gracias a los que salvan vidas en peligro! A los que exponen sus cuerpos para salvar el nuestro. A los perros de la fundación Mascay 9 que trabajan con fines humanitarios buscando personas perdidas o extraviadas, no importa si es un anciano que salió de su casa y no supo regresar o si es un grupo de jóvenes al que se lo tragó la montaña. O quizás, un pescador que terminó "pescado" por el río. Gracias a los caballos de la fundación Minka que ayudan a la rehabilitación de chicos con discapacidad.
Trabajan y se exponen en favor de los demás, pero su recompensa es tan simple como la que vos le das a tu mascota por hacer nada extraordinario: una galletita o un simple cariño en la cabeza.
Te presentamos a dos de los 12 perros adiestrados en la fundación Mascay 9 -auxiliar de Defensa Civil- para las más arriesgadas misiones: Konok, un Pastor Belga Molinois de cinco años, y Simón, un Golden Retriever de dos años. "Se les hace oler una prenda de la persona desaparecida y ellos van a buscarla donde esté. También trabajan en rescate y evacuación de víctimas en derrumbes y desastres en general", cuenta Daniel Juárez, presidente de la institución. Basta con marcar el 103 o llamar al celular 0381- 154625795 para poder conseguir su ayuda.
El parque Guillermina fue el lugar elegido para conocer a Konok y a Simón. Los acompañan los voluntarios Javier Rojas, Andrés Cuenya y Víctor Velázquez, para mostrar a LA GACETA cómo trabajan los verdaderos héroes de esta historia. Se meten en el río o en la montaña, donde perciben el olor de la persona buscada. "Para ellos es un juego. Hay que entrenarlos desde cachorros, pueden buscar desde una pelota hasta una persona", asegura Daniel. Pero una cosa es que a uno se lo cuenten y otra es vivirlo. Por eso LA GACETA acepta el desafío: "¿Te animás a perderte?" Como una niña, la periodista sale corriendo, primero en zigzag y después en línea recta, para terminar acurrucada dentro del tronco de un árbol.
Pero a Konok nadie lo engaña. Ha olido una gasa estéril, con la que la menuda periodista se ha frotado el cuello y la frente. Sale como una bala por el parque, zigzaguea un poco, se para un instante, huele y vuelve a correr, hasta seguir un tramo en línea recta. En 15 minutos, su hocico negro humedece el rostro de su presa. Daniel lo premia tirándole el guante para que juegue un rato. Para Konok es misión cumplida.