La desaprobación al primer año de Gobierno de François Hollande, que se cumple hoy, no para de crecer en Francia y el Presidente es el más impopular de los últimos años, con apenas el 26% de imagen positiva. Especialmente crítico es el electorado de izquierda, con una mayoría decepcionada con el arranque de gestión del líder del Partido Socialista (PS), en un contexto de crisis económica prolongada, desempleo récord y ajustes.
Una encuesta difundida recientemente por el canal privado iTélé (realizada por TNS Sofres) arrojó que el 76% de los electores socialistas de 2012 están desilusionados de Hollande, y sólo 15% de los consultados aprueba el primero de sus cinco años de mandato.
La figura del Presidente es reprobada por el 76% de los franceses encuestados por el diario Le Parisien, que califican como "negativo" el balance de su Gobierno, que finalizará en 2017. El 73% siente que "nada cambió" en Francia desde la asunción de Hollande.
"Hizo muchísimas promesas y nada fue cumplido, salvo la ley de matrimonio igualitario, pero hay un montón de otras cosas quizás más necesarias frente a este crisis económica", afirmó Emre Ogur, un trabajador de 28 años de origen turco. "Desilusiona comprobar que los políticos carecen de credibilidad y rozan la hipocresía", añadió.
La profesora de historia, Céline Roth, de 36 años, no se sorprende del inicio de la labor del PS, que volvió al poder después de la Presidencia del derechista Nicolas Sarkozy. "No esperaba nada, temía que iba a ser así. El mío fue un voto contra Sarkozy, no a favor suyo; quería que se termine ese modelo ultraconservador y nacionalista", explicó, para luego lamentar que no se haya cumplido la promesa de darle prioridad a la educación. "La reforma educativa es un parche colocado en una rueda de bicicleta gastada. Se necesitan reformas valientes y novedosas sin recortar constantemente los presupuestos, pero Hollande ya dilapidó su caudal de confianza", remarcó.
"En 2007 voté a Sarkozy y en 2012 a Hollande, y siento que, pese a que las formas son menos prepotentes, las políticas que se aplican son las mismas", sostuvo el kiosquero Didier Dupont, de 51 años. Y precisó: "lamento admitir que, hoy por hoy, empiezo a identificarme con las propuestas de la extrema derecha, pese a no compartir su pensamiento sobre inmigración y su antieuropeísmo y a que nunca los votaría".
Trato injusto
Una lectura muy distinta tiene Christophe Le Cossec, nieto de comunistas que resistieron la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial e hijo de un alcalde comunista en un suburbio parisino. "Es verdad que Hollande y el PS ayudan a que le peguen de todos los sectores, pero recibe un tratamiento mediático injusto y sobredimensionado. Hay que militar para frenar el ascenso de la ultraderecha", planteó.
De su lado, Sébastien Fronzac, defendió al mandatario por "haber asumido un país con una herencia desastrosa de 17 años de gobiernos conservadores", y valora "el coraje de asumir con realismo la necesidad de desendeudar Francia". Edouard Coadou, panadero de 43 años, fue contundente: "el horrible gobierno socialista le va a allanar el camino a Sarkozy para volver en 2017 porque nadie quiere la ultraderecha ni la ultraizquierda".