Vivir con fecha de vencimiento es despertarse de golpe a la pesadilla de que todo se va a terminar, de que eso de la muerte sí es real y no algo difuso que les sucede a los demás. Va a ocurrir y será irremediable: uno se irá sin haber dejado todas las huellas que soñó con dejar. El autor de esta descripción estuvo enfermo de cáncer. Ojo: no murió, y hoy está sano, pero el diagnóstico le pegó así.
Angelina Jolie, en cambio, le dio una cachetada al mundo: una de las mujeres más hermosas del planeta decidió entrar al quirófano, hacerse una mastectomía (sacarse nada más y nada menos que las dos mamas) y ahora va por los ovarios. Así, busca evitarse el infierno de los tratamientos, de la conciencia de tener algo adentro que la va matando de a poquito, de repetir la historia de su mamá. En los foros la calificaron de cobarde (¡¿cobarde?!), de enferma mental y de muchas otras cosas.
Obviamente, lo de ella no es para cualquiera: en Tucumán todavía no se realizan análisis genéticos para detectar la posibilidad de sufrir cáncer hereditario y la que encaró no es una decisión que se pueda tomar a las apuradas. Pero, si uno pudiera anticiparse al cáncer ¿acaso no lo haría? Sin dudas, los que opinan en contra no saben lo que es vivir con el enemigo adentro.