Será una semifinal de contrastes. De un lado, alguien que por su ranking y jerarquía está poco menos que obligado a semanas largas cuando disputa torneos de la magnitud de la Power Horse Cup de Düsseldorf. Juan Mónaco es el tercer preclasificado y, de los que quedan, el de mejor rankeado de la temporada 2013. Instalado entre los 20 mejores del mundo, Juan sólo hizo lo que debía contra Tobias Kamke y ahora buscará su final ATP N° 17, sabiendo que tiene por delante una inmensa oportunidad para conseguir su octavo título y, de paso, regar de confianza su tenis, justo antes de Roland Garros.
Enfrente estará alguien bien conocido que, serio y concentrado, supo evitar el eco del día después a la mejor victoria de su carrera. Guido Pella absorbió con madurez los momentos de estrés numérico frente al serbio Victor Troicki y dio un paso más. Lejos aún de su techo de rendimiento, al bahiense le toca vivir "el tiempo de la primera vez" y encontrarse con situaciones inéditas. Para él, una semifinal es un juguete nuevo. Y de cómo y cuánto lo pueda hacer funcionar, dependerá el final de las grandes conclusiones que le dejará su semana soñada.
La lógica dice que Mónaco, por ahora, debiera ser su límite. Aunque ¿alguien hubiera arriesgado que Pella iba a llegar hasta acá?