Los alumnos de muchos colegios de Tucumán se encuentran organizados en torno de un centro de estudiantes. El grado de politización que presentan estos gremios no resulta, sin embargo, uniforme. En algunos casos, su actividad política trasciende los muros de la institución. Así ocurre con el Club Colegial del Gymnasium de la Universidad Nacional de Tucumán (CCG).
Durante los 70, por poner un ejemplo, los gymnasistas realizaron duras -y fructíferas- movilizaciones, en rechazo de la intervención del colegio. LA GACETA recordó recientemente esas marchas, en el contexto de la cobertura del juicio por la megacausa "Jefatura II-Arsenales II", que se está sustanciando actualmente. A mediados de abril de este año, el diario publicó una nota que refería a los al menos seis egresados del Gymnasium que fueron secuestrados entre 1976 y 1977, y que estuvieron detenidos, clandestinamente, en la ex Jefatura de Policía.
Las autoridades del CCG se renuevan año a año, por lo que la comunidad estudiantil del Gymnasium está habituada al proselitismo. Debido a ello, no debe extrañar que los alumnos estén bastante empapados de política. En efecto, la cita convocada por LA GACETA, para debatir sobre la posibilidad de que adolescentes de 16 y de 17 años sufraguen en los comicios del 11 de agosto (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias -PASO-) y del 27 de octubre (generales), resultó un éxito.
En el teatro José Kravtzov -la sala del colegio- se reunieron 13 estudiantes de 5° y de 6°. Durante alrededor de una hora Juan José Abuin (16 años), Amilkar Arena (16), Lucas Contreras (17), Santiago Gramajo (16), Elías Martín (17), Luciano Rivetti (16), Germán Rocha (17), Julián Rojas (17), Pablo Sáenz (16), Emiliano Soria (17), Bernardo Stefanonni (16), Oscar Terraza (16) y Hernán Villa (16) debatieron sobre "el voto a los 16". El último día de octubre del año pasado, este proyecto se convirtió en ley. Según la norma, el sufragio reviste carácter optativo para los ciudadanos comprendidos en esta franja etaria. El Ministerio del Interior de la Nación anunció que unos 750.000 renovaron el Documento Nacional de Identidad hasta el 30 de abril pasado, por lo que se encuentran en condiciones de votar. En Tucumán, de acuerdo a fuentes de la Justicia Electoral Nacional, el padrón "engordó" con 13.000 chicos. Esta cifra significa poco más de un 10% de los votos necesarios para sentar un diputado nacional.
Rivetti habló primero, para dejar en claro que se oponía a la iniciativa. "Está mal; alguien de 16 o de 17 es chico; tiene otras preocupaciones que no es la política. Y puede influir gravemente que vote quien no sabe mucho sobre política; podría definir la elección de un diputado que quizá no salía si no votaban los de 16 o de 17 años", manifestó.
Contreras cuestionó que estos jóvenes no estén capacitados. "Si puedo discutir de política con mis compañeros, ¿por qué no puedo votar? Si decimos que no estamos capacitados nos subestimamos nosotros mismos. Yo me siento preparado", afirmó. Rojas valoró que el proyecto incentiva la participación de los jóvenes -"aun cuando pueda presentarse como estrategia del oficialismo para ganar votos"-. Y relativizó el impacto de este voto: "¿qué porcentaje de electores son menores de 16 o de 17 años? Debe ser mínimo; no definirá una elección, y menos teniendo en cuenta que no todos votarán", dijo
De los 13 sólo milita Martín, en la JP-El Kadri. Antes lo hacía en la Juventud Justicialista Libertaria; pero cuando este grupo se incorporó a La Cámpora (LC), él decidió abrirse y sumarse a su actual organización. ¿Por qué no entraste a LC?, preguntó LA GACETA. "No estoy de acuerdo con la línea de trabajo de LC; es muy vertical. Cada miembro de una organización debe tener participación, y eso no se da en LC. Simplemente se sigue una línea y se va a aplaudir; y no estoy de acuerdo con ese fanatismo. No estoy en contra de ellos, pero no me sentiría conforme ahí", respondió. Martín reivindica la posibilidad de votar; de hecho, junto con su "orga" realiza talleres en distintos barrios del Gran San Miguel de Tucumán. "Estamos tomando este tema con responsabilidad. Damos talleres; y no vamos a decir 'voten a Cristina (Fernández)', como se cree. Mostramos notas de distintos medios -oficialistas y opositores- y les decimos a los chicos que no se dejen influenciar y que voten según lo que opinan ellos, y no sus padres", indicó.
Sus compañeros no estuvieron de acuerdo con la imparcialidad que decía garantizar Martín. "Vos les mostrás determinados artículos; hay un control", dijo Villa. "Vos controlás lo que le estás mostrando; no les das la chance de que ellos lo descubran", agregó Rojas. Abuin sugirió que sea el Estado el que garantice la capacitación a los chicos: "el voto a los 16 sería bueno si se da una política previa de educación sobre el tema; contar qué ofrece cada sector, y debatir". Pero Soria no quiere que el Estado instruya. "La enseñanza y la propaganda van de la mano. Obvio que alguien del Gobierno no dará una clase que concluya que la oposición es buena; hablará de manera neutral, pero tirando siempre hacia su lado", señaló. Rocha fue más general en su advertencia sobre la parcialidad. "Instruirse políticamente debería quedar en cada uno, porque si enseña un dirigente político influenciaría, para uno u otro lado", dijo.
Medios K y anti K
Durante el debate también afloró la pelea que el kirchnerismo mantiene contra algunos medios; en especial, los vinculados al Grupo Clarín. "Si voy a un lugar donde no saben de política y muestro el programa de (Jorge) Lanata estaré influenciado. Si yo no sé nada de política y leo 'Clarín', ¿sería yo kirchnerista? No, obviamente. Lanata muestra una parte de la política que no muestra '678', y viceversa", indicó Rivetti. En similar línea se pronunció Gramajo, que se mostró muy crítico con los dos ciclos televisivos. "Viendo los dos programas me di cuenta de cómo los dos son tan fanáticos de diferentes políticas; te muestran dos puntos de vista muy diferentes. Uno elige qué ver, pero si mirás un programa ya te estás yendo hacia una determinada posición política", puntualizó.