A fines de 2011, Gerardo Martino recibió una importante oferta económica para dirigir a la selección de Colombia, pero la rechazó. Newell's lo necesitaba. Así fue como regresó como entrenador al club que lo había visto nacer como futbolista. Los malos resultados habían echado a Diego Cagna por la puerta de atrás y el descenso era casi cuestión de tiempo.
Pero una vez que el "Tata" se hizo cargo, todo cambió: la "lepra" peleó el título en el Clausura, luego fue subcampeón en el Torneo Inicial y ayer finalmente se adjudicó el título del Torneo Final.
"A veces se dan estas cuestiones del destino, pero cuando las cosas se hacen bien es más fácil lograr los objetivos. Si Newell's descendía no iba a ser culpa de Llorente (Guillermo, actual presidente del club), porque había heredado una situación difícil", opinó el DT.
El mérito de Martino va más allá de los números. La filosofía de juego que le imprimió a su equipo se aparta del resultadismo que ha mediocrizado el fútbol local. En el plan del "Tata", más que ganar, importa ganar bien. Justificando el triunfo con fútbol. Y así ha logrado sobrellevar una lucha de tres frentes: torneo local, Copa Libertadores y Copa Argentina.
"Todavía no caigo", atinó a decir el DT en la previa del duelo con Talleres, desde Chaco. Ya tenía la merecida consagración en el bolsillo.