Le preocupan más las drogas legales que las ilegales. La peor de todas es el alcohol, asegura el psiquiatra Juan Carlos Negrete. Este profesor emérito de la Universidad McGill de Montreal (Canadá) lleva 50 años estudiando los efectos psiquiátricos de las drogas. Habla con seguridad, pero sin arrogancia. Y aunque asegura que no hay recetas mágicas para prevenir las adicciones, hay algo que según él no falla: "hay que abrir clubes en los barrios, antes que centros de salud".
Negrete, de 76 años, es egresado de la UNT y se declara un amante de su Tucumán natal. "Nunca se me fue la tonada", hace notar. Desde hace cinco décadas vive en Canadá. Allí, hizo el posgrado en Psiquiatría en la Universidad McGill y se quedó a vivir. Es profesor titular de Psiquiatría en la mencionada unidad académica. También es director fundador de la Unidad de Adicciones del hospital general de Montreal. En su visita a nuestra provincia para dictar tres charlas sobre adicciones, accedió a una entrevista con LA GACETA.
- ¿Qué panorama encontró en Tucumán en lo que se refiere a adicciones?
- Sé que hay problemas serios en ciertos reductos de la población sobre todo. Pero no debemos olvidar que las viejas adicciones al alcohol y al tabaco son los problemas de mayor impacto desde el punto de vista de salud pública porque estas sustancias matan más gente que cualquier otra droga ilegal. Les doy unos datos: se calcula que el 85% de la población adulta consume alcohol y de ese porcentaje hay un 10% que tiene problemas de abuso o dependencia. Con el cigarrillo, la situación sigue siendo preocupante: consume tabaco el 35% de la población y de ellos hay un 90% con dependencia tabáquica.
- ¿Por qué cree que es tan difícil frenar el avance de las adicciones?
- Hay más ofertas de sustancias. Además, tenemos una juventud que concibe la intoxicación como parte obligatoria de la actividad social; esa misma juventud que en gran parte no tiene otro papel; los jóvenes están desposeídos de una función útil.
- ¿Qué opina de los tratamientos de desintoxicación y reinserción social que se realizan en Tucumán?
- No estoy muy informado; sé que hay varios servicios que siguen los patrones que se usan en todo el mundo. El problema de la adicción es que es un mal crónico y recurrente. Hay que prever que el individuo que recibió atención necesita ayuda después. Hay que preparar planes de intervención continuos y no puntuales. Ese es uno de los errores que se observan en las terapias; no sólo aquí, en muchas partes del mundo. Se piensa que una breve intervención en un centro es suficiente para establecer un cambio. Y no alcanza; hay que fomentar los grupos de autoayuda y otras actividades que promuevan la participación continua de un paciente.
- ¿Cuán importante es la relación entre drogas y patología mental?
- Una adicción siempre puede generar un problema psiquiátrico. Se calcula que la mitad de la gente que sufre alcoholismo puede tener una patología psiquiátrica, como depresión y ansiedad.
- ¿La patología mental lleva a la droga, o es al revés?
- Hay toda clase de trastornos psiquiátricos inducidos por las sustancias, desde psicosis hasta comportamientos descontrolados. La droga puede facilitar la aparición clínica de predisposiciones patológicas que no hubieran existido sin su contribución.
- ¿Qué reflexión le merece el discurso que habla del fracaso en la lucha contra las drogas?
- A pesar de los esfuerzos en el control de expendio de sustancias, sobre todo de las ilegales, la verdad es que el consumo ha aumentado. Lo curioso es esto: por un lado vemos que los controles de la oferta funcionaron bastante bien con las sustancias legales; por ejemplo, el tabaco. En todo el mundo se redujo la cantidad de fumadores como consecuencia de diversas medidas de control. En cambio, las políticas de represión de oferta de sustancias ilegales no disminuyeron el consumo; al contrario. Lo que sí me parece un desatino es tratar como criminales a las personas que están enfermas. Es cierto que el usuario de drogas tiene responsabilidades sociales, pero también tiene una enfermedad que no se resuelve con medidas carcelarias.
- Sobre los métodos de prevención de uso de drogas, ¿tiene alguna receta?
- Es difícil si uno piensa que tenemos una juventud desposeída de roles sociales. La primera medida de prevención sería, entonces, devolverle a la juventud un puesto en la sociedad. En vez de poner más servicios médicos, yo pondría un club para que jueguen al básquet, por ejemplo. Un club hace mucho más que lo que uno pueda hacer desde la salud. Además, todo lo que se haga desde las áreas de desarrollo social son medidas que tienen un efecto palpable en la frecuencia y tasa de consumo. Hay que rellenar con algo que no sea droga tantos espacios vacíos que tiene la juventud.
- ¿Tiene alguna postura tomada respecto del debate sobre la despenalización de las drogas?
- Liberar el acceso a las drogas me parece una medida contraproducente, así como tampoco estoy a favor de poner en la cárcel a un muchacho drogodependiente. Estoy seguro de que si liberan el uso de sustancias, tendremos más gente con problemas de adicciones. Es interesante analizar la cuestión del comercio ilegal: es inaceptable que haya gente que se enriquezca con eso. Pero que el Estado quiera administrar tampoco es la mejor opción; porque siempre va a haber algún tipo de consumidor dejado de lado que tenga que recurrir al mercado ilegal.