La Escuela de Comercio de Tucumán fue creada en 1909, de acuerdo a la ley que proyectó nuestro senador nacional, el doctor Alberto León de Soldati. Abrió sus puertas en la calle 24 de Setiembre cuarta cuadra, en julio de 1910, y su primer director fue el contador Daniel Cabello. Es justo detenerse brevemente en su personalidad. Tobías Vargas Núñez le dedicó un largo y afectuoso artículo en LA GACETA del 6 de julio de 1935.
Según Vargas Núñez, debe considerarse a Cabello como un gran difusor de la Taquigrafía en Tucumán. La enseñó por primera vez por el sistema Pitman, reformado por Gabriel H. Larralde. Se encargó además de las cátedras de Aritmética y de Inglés, en los primeros tiempos de la Escuela, que graduaba idóneos, tenedores de libros y peritos mercantiles.
Expresa que Cabello "poseía una gran cultura. Aparte de su profesión, dominaba el inglés, el italiano, el alemán" y acaso el latín. "Tenía el don del maestro. Podía desempeñar con eficacia cualquier cátedra. Si faltaba algún profesor, ahí estaba él para reemplazarlo, sea cual fuere la asignatura". Además, "dio la pauta para el progreso de los estudios comerciales. Fijó el verdadero concepto de la carrera", imprimiendo a la enseñanza "otro carácter, más científico y menos empírico".
En 1913, debió pedir que lo trasladaran, agobiado por sus desgracias personales, ya que en tres meses había perdido a su esposa y a tres hijos. Se radicó en Bahía Blanca. En la Escuela Normal de esa ciudad ocupó cargos directivos, hasta su jubilación. No tenemos referencias sobre la fecha del fallecimiento de este distinguido pionero de la enseñanza comercial en Tucumán.