Cristina se fue y empezó la obligada evaluación de la visita. En Casa de Gobierno estaban conformes. La Presidenta habló de "mi amiga Betty" y varias veces aplaudió el discurso almibarado de Alperovich. El oficialismo tomó esos gestos como señales para callar los rumores de malas relaciones con la Nación. La Presidenta seguramente partió contenta con sus anuncios azucareros y con un discurso que subrayó diferencias en un día que necesita comunión patria.

Poco patriotismo, mucho proselitismo y algunos problemas. La Cámpora y Sara Alperovich se preocuparon por marcar diferencias. Son privilegiados por tener los mimos de la Presidenta y del gobernador. Y, mientras Trimarco se abrazaba con Cristina, a Lebbos y al padre de "Morena" les hacían sentir la fuerza del poder. Néstor en 2006 había estado con Lebbos. ¿Cuál hubiera sido el problema de que le dejara sus preocupaciones a Cristina? El oficialismo exagera y sus miedos mudan en problemas.