Carlos Javier López nunca imaginó que iba a debutar con la camiseta de San Martín luciendo la cinta de capitán. Y no fue un partido más. Su presentación fue nada menos que en el clásico contra Atlético. El central, de 33 años, confiesa que se sorprendió cuando Carlos Roldán le comunicó que había sido distinguido con ese cargo. "Es un tremendo orgullo que me hayan elegido para llevar la cinta. Eso me compromete aún más para cumplir dignamente esta función", dijo.
López señaló que, una sola vez, cuando en la temporada 2010/11 jugaba en Tiro Federal de Rosario, fue capitán. "Nunca me propuse serlo. Lo fui en Tiro porque mis compañeros me eligieron. Lo que pasa es que siempre y en cada club que milité traté de estar al lado del compañero que más lo necesitaba. Sobre todo de los pibes que estaban haciendo los primeros pasos en Primera. Ese es un momento donde los juveniles deben recibir los consejos que le permitan darse cuenta la importancia de ser profesionales. Cuando empecé a jugar, tuve a compañeros que supieron enseñarme cómo comportarme dentro y fuera de la cancha y hoy se les agradezco mucho. Cuando uno es joven, cree saberla a todas pero muchas veces debe golpearse la ñata contra el vidrio para recapacitar", dijo.
Más allá de la satisfacción que le provoca haber sido capitán, el defensor cree que Gustavo Ibáñez reúne todas las condiciones para llevar la cinta, como lo hizo en otras ocasiones. "Es un emblema dentro de esta entidad", señaló López.
Más allá del resultado del encuentro del domingo, a López le reconforta saber que se está formando un grupo para luchar por objetivos importantes. "Los muchachos están compenetrados en el trabajo y saben que el objetivo del ascenso sólo será una realidad en la medida que podamos tirar todos para el mismo lado. Más allá de su calidad técnica, me están demostrando que son buenas personas. Esto potencia cualquier posibilidad de concretar las metas deseadas", terminó acotando uno de los refuerzos "santos".