En Río de Janeiro no entra un solo alfiler más. Pretender comer en cualquier lugar del centro requiere, por lo menos, tener que esperar una hora. Las colas frente a los baños químicos son ineludibles y en las paradas de colectivos las filas dan vuelta a la manzana. Así es la vida por estos días en la capital brasilera. A tal punto quedó superada la insfraestructura de la ciudad, que el gobierno debió decretar dos días de asueto para hoy y mañana, para que los pobladores ya no tengan inconvenientes para llegar a sus trabajos.
Pero para los peregrinos nada empaña la alegría de vivir esta Jornada Mundial de la Juventud, junto al papa Francisco. El sol se mantuvo ausente durante todo el día de ayer, y también llovió e hizo algo de frío. El grupo de tucumanos de Juan Cruz Varela, Valentina Argañaraz, Ernesto Torino y Sebastián Amín vivió acaloradamente minuto a minuto. "Por las mañanas, muchos van a las catequesis que dictan los obispos en los distintos centros de acogida de la ciudad. Por lo demás, nos movemos en transporte público con los pases que nos dieron en el Kit de Peregrino", cuentan felices los jóvenes. Los chicos forman parte de un grupo mayor, entre los que están los Apóstoles y Misioneros de Lourdes, algunos seminaristas y chicas de los colegios Los Cerros y Santa Rosa.
"El Kit del Peregrino contiene pases de transporte y una tarjeta de crédito con 30 reales diarios para gastos de comida. El crédito es acumulativo: si un día no lo usaste se suma al de la jornada siguiente. Te sirve tanto para comer en un McDonalds como en un restaurante. Si te excedés del límite diario, podés pagar la diferencia, no hay problema", agrega Eduardo De Zavalía, que integra uno de los grupos tucumanos.
Hay peregrinos en colegios, en casas de familia y también en iglesias. En los templos se da el desayuno por la mañana y por la noche se corren los bancos para acomodar las bolsas de dormir. Cada uno se las arregla aunque con la ayuda de los servidores de las JMJ todo es más fácil. Están por todos lados, siempre atentos a lo que el peregrino pueda necesitar.
El programa de los peregrinos continúa al mediodía con un encuentro vocacional al que asisten las distintas congregaciones del mundo. Allí cada una explica cuál es su carisma.
Cuando no hay actividades religiosas, los jóvenes aprovechan para realizar actividades culturales y recreativas. El programa incluye desde montañismo hasta juegos en la playa, pasando por concursos de canto y de representación teatral.