Viene invitada a participar de la jornada "Tucumán de Poetas" que, como parte del Julio Cultural Universitario, organizó la Secretaría de Extensión Universitaria y la Asociación literaria "Dr. David Lagmanovich". Mientras preparaba sus valijas accedió a responder unas preguntas para LA GACETA. Se trata de Irene Gruss, una reconocida escritora porteña que leerá parte de su obra hoy a las 20 en el Centro Cultural Virla, como cierre de la jornada.
- ¿Siempre quisiste dedicarte a la poesía? - Quise cantar y canté desde muy chica hasta los 19 años. Mientras tanto, escribía. Con cierto grado de respeto hacia la poesía, empecé recién a eso de los 20. Asistí al legendario Taller Mario Jorge De Lellis, donde me formé, y compartí lecturas y experiencias de escritura y crítica. Después fui caminando más o menos solita.
- ¿Cuáles son los ingredientes de las pociones mágicas de la poesía?
- Supongo que pasión por la lectura, la necesidad inexplicable de escribir, una mínima noción de misterio y asombro por las cosas, la gente, lo que nos pasa, lo que pasa, en fin...
- ¿Creés que la poesía encierra sólo un acto de belleza o que puede generar otras acciones?
- Creo que un acto de belleza encarna alguna transformación tanto en el que lo genera como en el que lo recibe. Frente a un objeto estético que conmueve verdaderamente, algo se produce que no es sólo emoción ni sólo conocimiento. - ¿Por qué es necesario leerla? - Porque sentir es necesario; pensar, también. La poesía nos aleja de la enajenación y/o la alienación, porque nos acerca a nosotros mismos y a los otros, en una especie de comunión que asusta y preocupa a los que hacen lo imposible por evitarla, ya sea mal enseñándola o sencillamente ignorando a los que bregamos por ella.
- ¿Conocés tu poesía o ella sigue sorprendiéndote?
- Me sorprendo a cada rato. - ¿Qué temas te inspiran? - La inspiración no tiene tema sino idea, creo. - ¿Cómo es la vida de un poeta? - Es similar a la de cualquier persona: debe trabajar, alimentarse y dar de comer, etc. No tengo disciplina alguna, salvo la de leer permanentemente, cosa que también es una necesidad, porque la escritura se nutre de la lectura. Papel se consigue: desde servilletas, libretitas, lo que aparezca es bienvenido.