MADRID/SANTIAGO DE COMPOSTELA.- La catedral de Santiago de Compostela, capital de Galicia y destino de una peregrinación mundial, fue escenario ayer del solemne y emotivo funeral por las víctimas del peor desastre ferroviario registrado en España en décadas, un día después de que el maquinista, Francisco José Garzón, quedó en libertad, aunque imputado como el principal responsable de la tragedia "por imprudencia profesional".
El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy; los príncipes de Asturias, Felipe y Letizia; la infanta Elena, autoridades locales y varios ministros asistieron a la ceremonia litúrgica que presidió el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, quien elogió "la cercanía de la gente, que se desvivió por atender a las víctimas y de quienes colaboraron para paliar el inmenso dolor" de la tragedia.
Garzón (hijo de conductores viales) reconoció ante el juez, Luis Aláez, que conducía el tren de ocho vagones demasiado rápido cuando tomó una curva a más del doble de su velocidad. Su libertad fue decidida ya que ninguna de las partes en el caso pidió su prisión provisional y se consideró que no había riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas. Se le retiró el pasaporte y la licencia de motorman (fue inhabilitado provisionalmente hasta febrero de 2014), y deberá comparecer una vez a la semana en Tribunales.
En la zona del desastre, el accidentado tren Alvia va por vías tradicionales donde los maquinistas deben atender a sistemas de alerta para reducir la velocidad. En su declaración, Garzón dijo que sufrió un "despiste" de ubicación, al punto que no sabía en qué lugar del recorrido se encontraba, y que cuando comenzó a frenar ya fue tarde y el tren descarriló al entrar a 190 kilómetros por hora (kph) en una curva limitada a 80 kph.
Una de las hipótesis de la Policía es que el conductor se descuidó porque iba hablando por celular o enviando mensajes de texto, por lo cual está analizando el registro de llamadas de sus teléfonos personal y laboral.
El experimentado ferroviario de 52 años, está acusado de 79 homicidios por imprudencia y de una pluralidad de delitos por las lesiones causadas a más de un centenar de heridos, 69 de los cuales seguían hospitalizados y 22 de ellos, en estado crítico. La firma Allianz Seguros anunció una indemnización de U$S 80.000 por cada una de las víctimas mortales, y de entre U$S 2.000 y U$S 100.000 por cada lastimado.
Si bien ayer comenzaron la toma de testimonios y las inspecciones sobre el tren para determinar si hubo una falla técnica, las cajas negras se abrirán hoy y darán más información sobre el siniestro. El convoy fue revisado en la mañana antes del trágico viaje de Madrid a Ferrol y no se habían detectado deficiencias en los sistemas de seguridad, según la empresa estatal Renfe. (Especial-DPA-Reuters)