Muchas veces tomamos un taxi por temor a ser asaltados en la calle, más cuando estamos en una zona que no es de las más seguras. Pero lo que uno nunca espera es que el mismo taxista se convierta en el ladrón. Y eso, justamente, le pasó esta madrugada a un periodista del diario El Tribuno, que terminó con moretones en sus brazos, sin billetera, sin mochila y un susto enorme.
El hecho ocurrió alrededor de las 5, cuando Guillermo Villarreal volvía de un cumpleaños. Sobre Belgrano y Asunción, el comunicador abordó el primer auto que vio, un Fiat Uno con licencia de esta capital, subió adelante y le indicó la dirección de su casa. En ese instante, el taxista dobló por una calle de adentro y no siguió por la avenida, como le había indicado el periodista, poniendo de excusa que "era para evitar el tránsito".
Fue en ese momento que Villareal empezó a dudar, ya que a esa hora la avenida era prácticamente un desierto. En la siguiente esquina, el chofer comenzó a bajar la velocidad, cuando, sin esperalo, alguien de atrás le puso una mano en el hombro a Villareal y algo en el cuello.
"Un tipo salió del asiento de atrás y me amenazó. Me puso un arma en el cuello y me pidió que le diera todo lo que tenía. Nunca le pude ver la cara, pero sí al chofer, que cuando se dio cuenta, quiso sacar un arma de su pantalón y -entre forcejeos- me pude escapar del auto, ya que estaba parado", contó a LA GACETA el periodista.
"Dejé la mochila con la billetera en el auto y comencé a correr a toda velocidad. Tenía miedo que se bajen y disparen, pero terminaron yéndose. En ese momento salí nuevamente a la avenida y ningún taxi quiso parar. Finalmente, después de un tiempo, un hombre me llevó y me contó que los taxistas tienen órdenes de no parar en esa zona, ya que la consideran peligrosa".
Hoy, Villareal fue a hacer la denuncia en la Comisaría Segunda, y en un primer momento no le quisieron tomar declaración. "Me dijeron que no era la juridicción de ellos. Que debía hacerla en la Sexta y que presente como extravío mis cosas y no como robadas. Me dio bronca, porque quería contar lo que me había pasado", se lamentó.
Finalmente, cuando llegó un grupo de periodistas de distintos medios (contó lo que le pasó en su cuenta de Twitter) la policía le tomó la denuncia. Villarreal explicó que el interior del vehículo tenía luces de neón que generaban una iluminación extraña, por lo que le resultó fácil identificar el rostro del conductor. Señaló que la licencia del taxi correspondía a la Capital, aunque no logró identificar el número.
"Según me dijeron, hay cámaras de seguridad en ese lugar, por lo que verán las imágenes e identificarán la licencia del taxi", cerró el periodista, que vivió una verdadera odisea.