La cuenta regresiva está agotada, a punto tal que varios fundirán la lectura de estas líneas con las imágenes de los primeros puntos disputados en Flushing Meadows. Como siempre, el US Open, que por primera vez en más de 100 años ha programado su final para un día lunes, entrega diversas puntas para espiarlo con marcada atención.
Despejado el horizonte de la qualy, del listado de argentinos (siete varones y Paula Ormaechea) se destaca en letras luminosas Juan Martín del Potro, campeón en 2009 y de muy buen segundo semestre de año. El tandilense debutará contra el español Guillermo García López, un primer paso amigable si Juan Martín juega dentro de sus posibilidades. A excepción del alemán Tommy Haas en eventual choque de octavos, el mismo concepto se acomoda al resto de su camino hasta cuartos de final. En esa instancia, lógica mediante, aparecería Novak Djokovic. El serbio llega apretado en la lucha por la cima del ranking y debe acceder a semifinales para no depender de lo que haga Rafael Nadal.
A esta altura de la temporada a "Rafa" solo le queda sumar más méritos aún a los que ya lo proyectan como el jugador del año. Siempre apelando a la lógica, el estadounidense John Isner en octavos es para el mallorquín un rival de riesgo. Y, si el suizo Roger Federer no tropieza antes, un duelo más de la histórica rivalidad debiera regalarnos un seductor cuartos de final, de galera y bastón. Nadie podrá decir que el sorteo ha sido duro con el suizo, campeón cinco veces y que llega a Nueva York por primera vez en 10 años fuera del top-3 del ranking. Antes que Nadal, apenas el japonés Kei Nishikori (11), el español Tommy Robredo (19) y el estadounidense Sam Querrey (26), son los preclasificados en su zona.
En el mismo lado del draw que Djokovic, el británico Andy Murray sentirá un (para él) inédito cosquilleo de ser el campeón defensor de uno de los cuatros Slam. Si ganan sus partidos, el correntino Leonardo Mayer en segunda y el tandilense Juan Mónaco en tercera, asoman en su radar. Y más adelante, ni el italiano Andreas Seppi ni el español Nicolás Almagro parecen ser los señalados para correrlo del camino. Ya en cuartos debiera enfrentarse al checo Tomas Berdych, en un mano a mano de pronóstico siempre cerrado.
El español David Ferrer completa el set de los cuatro primeros preclasificados. Las dudas que dejaron sus semanas en Montreal y Cincinnati y un sorteo con varios que pueden amargarle su esperanza (el letón Ernest Gulbis, el serbio Janko Tipsarevic, el polaco Jerzy Janowicz) son un aviso para, en su caso, no dar nada por sentado.
Las mujeres, con Ormaechea como única argentina debutando frente a la veteranísima japonesa Kimiko Date (43 años) y con la rusa Maria Sharapova como ilustre ausente, tienen una luz que todo lo encandila. La estadounidense Serena Williams, quién sino, goza de un favoritismo tal que pareciera no tener otra opción que consagrarse por quinta vez. En su caso, cualquier cosa que no sea repetir el título de 2012 tendrá gusto a poco.