Todas las mañanas, desde muy tempranito en la misma esquina. Ni en vísperas de la gran final esquiva la obligación Martín Bravo, marcador central de Almirante Brown y canillita de LA GACETA en un Lules convulsionado.
"Trabajo siempre, desde hace tres años. Nunca dejo de trabajar, ni en el día del partido. Siempre estoy en la esquina de Belgrano y San Martín repartiendo el diario que más se vende", dice agitado Martín, en plena práctica del equipo que ya está pensando en Bella Vista, a un costado del campo. Apenas 22 años le dan toda esa fuerza para bancar la parada en la defensa de "los marinos" habiendo madrugado para cumplir su otra tarea: que las noticias lleguen a los lectores de su ciudad. "Ellos no caen que un club de Lules esté jugando una final. Entonces quiero regalarles un triunfo. Eso sería lo mejor", confiesa.
"Claro que se viene un gran partido y hay que prepararse, pero lo mismo seguiré trabajando. Es que primero está eso y después lo demás", dice bien responsable aunque sabiendo que mientras pasan las horas la ansiedad por jugar le va ganando al canillita de la familia, que aporta mucho esfuerzo para ayudar en casa. Concentrado y con muchas ganas... Así espera el duelo Bravo, aunque por ahora él no pueda comentar con quienes le compran el diario cuándo se jugará la final. "Estamos todos ahí: que se juega que no se juega ja ja" recuerda. Pero a pesar del misterio, el defensor ya adelantó la promesa para ellos: "dejaremos todo en la cancha para que después festejemos todos juntos, como tiene que ser".