Para los cuatro diputados electos por Tucumán llegó la hora de ocupar sus poltronas. El 4 de diciembre prestarán juramento y el 10 se concretará la mutación parcial del Congreso Nacional. Cristina ya no tendrá las holgadas mayorías de otrora. En una y otra ala parlamentaria se modificó su composición numérica, tras la ruidosa derrota electoral de octubre, de la que la Presidenta pareciera no haberse enterado. Nada dijo al retomar el mando. Fue como si esa definitoria consulta, que acabó con "Cristina eterna", se hubiera realizado en Islandia.
El cristinato, con el acceso de las nuevas camadas, tendrá que mantener a toda costa la cohesión de la bancada, en Diputados en particular. Cualquier disidencia interna, faltazo o deserción -absolutamente posible por la debilidad en que quedó y el no descartable éxodo al massismo- tendrá amargos cimbronazos para la inquilina de la Casa Rosada, con fecha fija de desalojo en 2015. Ya Facundo Moyano, hijo del camionero, saltó la tranquera. Hasta entonces, ella tendrá que capear problemas acuciantes con su salud disminuida.
En la elección más pobre en su década de desgobierno, Alperovich sólo aportará dos representantes a Diputados. El radicalismo, en una hazaña oceánica, consiguió arrebatarle dos bancas con respaldo de gruesas capas del electorado independiente, más el peronismo contestatario y del propio oficialismo. Que la consulta popular terminara empardada dos a dos fue, para José Cano, un veredicto con la fragancia de la victoria, aunque haya fichado menos sufragios en números. Si el resultado se trasladara a una imaginaria elección provincial o a una eventual constituyente, el ACyS tendría 19 pupitres; FpV, 26, y FR, 4. Por secciones: Capital, ACyS 9, FpV 8 y FR 2; Este: 3, 8 y 1; y Oeste: 7, 10 y 1, respectivamente.
Entre peronistas y radicales hay más dudas que certezas sobre su destino final en el Congreso. ¿Se quedarán en sus bancas los electos?, es la pregunta que retumba en el mundo político de la comarca. No en vano. Apenas sabidos los resultados, germinaron conjeturas y posibles movidas de las más disparatadas. Ante la falta de figuras taquilleras, en las últimas consultas el zar colocó en la grilla a las gastadas caras de siempre. Es el caso, por ejemplo, de Osvaldo Jaldo, eterno candidato por la sección Este.
Con el manejo de la caja oficial y la maquinaria estatal en su propio beneficio, desde el Ministerio del Interior a su cargo, a Jaldo poco le costó la banca. Nunca tuvo interés en quedarse dentro del recinto. No le seducen las luces de Buenos Aires y tampoco la Legislatura vernácula. Para él, es perder tiempo. Como sólido hombre de fortuna lo que, de veras, le importa, es cuidar la leche de cada día en su tambo de Trancas y sus explotaciones agrícolas ahí y en Salta. Siempre prestó su nombre por imposición del patrón, a sabiendas de que le mentía a la gente. Ahora, con su diputación nacional puede ocurrir lo mismo. Se habla de que estará corto tiempo y volvería al terruño a atender sus negocios.
El otro caso arquetípico es el de Juan Manzur, hoy zamarreado por un proceso penal bajo la acusación de enriquecimiento ilícito. LA GACETA acaba de destapar el escándalo de la Convención Constituyente con él como actor principal. En el penúltimo día del cierre (5 de junio/2006) su presidente (Manzur) autorizó el cheque 0289980 por $1,3 millón contra el Banco de Tucumán S.A., cuyo rastro se perdió en el tiempo. Mucho le interesa que su situación judicial se resuelva en el fuero federal de Tucumán y no en Comodoro Py. El juez Daniel Bejas se resiste a soltar la causa y se habla de que prepara el sobreseimiento del ministro nacional. En 2009, cuando fungía de vicegobernador y presidente de la Legislatura, fue llamado a su lado por Cristina para desempeñar la cartera de Salud Pública. Desde entonces es un prófugo institucional con licencia sin techo. Junto a su padrino y patrocinador, juró a pies juntillas que no sería candidato testimonial, esta vez.
En la reciente movida de peones en el gabinete nacional, la jefe de Estado nada dijo de su colaborador. Alperovich habló por él. Manzur hará -reveló- lo que quiera Cristina. Seguramente, su diploma será objetado. Si no asumiera o dejara la banca, le habrá mentido al electorado, pese a las promesas de campaña. Si él u Osvaldo Jaldo renunciaran al pupitre nacional, su reemplazante por el orden de la lista es Mabel Carrizo, militante de La Cámpora y consorte del legislador Jesús Salim. Esta sustitución -de producirse- reactivará la bronca de los mellizos Orellana. Si a alguien detestan es a ese matrimonio, que vive en el mismo territorio feudal.
José Orellana soñaba con ser diputado nacional. Sin anestesia, el zar plantó a la camporista y generó el alzamiento de los hermanos. Viejos mañosos de la política y sin escrúpulos, amenazaron a Alperovich y éste se tragó el amague. Y arregló antes de los comicios. Al final, tras los resultados, con una diminuta comitiva, el jurisconsulto famaillense conversó con Sergio Massa, a orillas del Paraná. Retornó con la misión de armar el entramado político para el tigre bonaerense, con miras a 2015, según develó. Así, desplazó a Bernardo García Hamilton, quien se autocoronó como representante de Massa en Tucumán. En la última contienda el ex ucedeísta y ex alperovichista salió último con menos votos que en las primarias.
En la UCR las cosas, también, están medio enredadas. La obtención de dos diputaciones generó dolores de cabeza aún no del todo superados. Aunque se columpió en la duda en algún momento, el senador Cano decidió quedarse en Diputados ante sus buenas perspectivas para 2015. Apenas asuma, su renuncia es automática a la toga senatorial. Su sustituto en la lista es Silvia Elías de Pérez. Y hete aquí los sofocones. En las alturas del partido, después de muchos cálculos y dubitaciones, se acordó que la hasta ahora legisladora deje la diputación y cubra la vacancia en la Cámara Alta. Con su mudanza, Juan Casañas recibirá un regalo caído del cielo como el maná. Estas movidas de última hora provocaron mucho ruido en la UCR por sus imprevistas derivaciones colaterales.
Con la banca provincial liberada, hay embrollos por dilucidar. Quien la reemplaza es el abogado Fernando Valdez, hoy delegado de la UNT en el directorio de Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio (YMAD). No le tienta mucho el escaño y preferiría permanecer donde está. Pidió tiempo para resolver y aún continúa en sus cavilaciones interiores como un filósofo presocrático. La pitanza que recibe en su actual cargo -$45.000 por mes, más un bonus a fin de año- es mucho más jugosa que la de un legislador de la oposición y de ahí devienen sus dudas existenciales, dicen sus malpensados correligionarios. Si no asumiera, recibiría represalias de la UCR que podrían llegar hasta la expulsión. Quien le sigue en la lista es José Hugo Saab, recientemente fugado del radicalismo para cobijarse en el regazo de Daniel Toledo, intendente de Yerba Buena, revolcado en los comicios. El partido se niega, obvio, a regalarle la banca a quien considera un tránsfuga y presiona a Valdez para que se haga cargo de la vacancia inminente en la Legislatura provincial.
A pesar del fallo sin fisuras de la Corte de conjueces, presidida por Antonio Gandur, conminando al PE a admitir la renuncia del camarista Alberto Piedrabuena, el gobernador desconoció esa decisión y presentó un recurso extraordinario. Pidió la apertura del recurso federal. Si Gandur, ahora titular del alto tribunal, calificó a Alperovich como violador de los derechos humanos, por no aceptar esa dimisión, es obvio que tendría que rechazar esa acción.
Se da la coincidencia de que Alperovich, ante un caso similar como el del fiscal penal de Concepción, Héctor Gustavo Pereyra, le acordó la jubilación, mientras se incoaba el juicio político en su contra. Y le niega a Piedrabuena, aceptando que hay hijos y entenados. En el gesto discriminatorio de Alperovich, se ve una clara intencionalidad persecutoria. A uno aplica la ley y al camarista que intervino en el caso Marita Verón la novísima doctrina Trimarco, seguramente porque le disgustó la absolución de los imputados. El juez renunció el 24 de abril de 2013.