Llegó el día. Las benditas vacaciones se terminan y el complejo Natalio Mirkin retoma el calor diario. El plantel “santo” aprieta el acelerador a fondo, nadie quiere regalar nada. La idea es llegar 10 puntos al torneo donde jugará todas sus cartas en pos de ese objetivo ineludible.
El primer paso siempre cuesta, y mucho. Volver al ruedo no es tarea sencilla, pero el esfuerzo valdrá la pena más adelante. Sí, a la hora de los bifes.
“Siempre es difícil el arranque porque el cuerpo se acostumbra a la calma de las vacaciones, y porque en las fiestas uno descuida un poco la alimentación”, admite Lucas Chacana, aunque aclara que la vagancia del descanso es parte del pasado, a pesar de que la pretemporada está en pañales. “Ya estamos metidos a pleno en ponernos bien físicamente, el torneo ya comenzó para nosotros”, jura.
Unas vacaciones siempre son necesarias, más con el run run diario y el traqueteo permanente que genera el mundo San Martín. “Claro, sirven para alivianar tensiones y para disfrutar de la familia y los amigos”, explica Martín Seri, uno de los corazones de un equipo que solo piensa en positivo. “Estamos metidos de lleno en el objetivo que nos trazamos cuando se armó este proyecto. Devolver a San Martín a la B Nacional es lo único que vale”, agrega.
El trabajo fuerte llegó de imprevisto, casi sin avisar. Rompió la armonía del campamento “santo” y dejó fusilado a más de uno. “Algo costó”, admite Seri, oriundo de Chabás, Santa Fe, aunque la alegría le dejó atrás cualquier dolor. “Hay que romperse el alma en esta etapa para rendir a pleno durante el torneo. Eso nos permitirá sacar diferencias en el campo y será otra herramienta a favor para lograr el objetivo”, afirma.
Aunque por ahí suene raro, hay algunos futbolistas que no se aguantaban el parate y tachaban cual preso que cumple condena los días del almanaque que faltaban para el regreso. Uno de ellos es Matías Rinaudo, a quien primero un fractura en el pie izquierdo y luego el receso le habían hecho vivir un tormento que parecía no tener fin. “Quería volver. Hace mucho que estaba parado y ya no me hacía mucha gracia”, asegura “Mati” que, pasado el tormento, quiere escribir su nombre en la historia del club. “Quiero aportar lo mío y casi no tuve tiempo de mostrarme. Entre los pocos minutos que tuve en cancha y la lesión no me dejaron demostrar mis condiciones. Ahora llegó el momento de explotar”, avisa el cordobés. Atentos, rivales.
¿Se juega la vida el plantel en los primeros cinco partidos oficiales del año? “Todas son finales, de acá al cierre del torneo. Para ascender hay que ganarle a todos”, analiza Rinaudo.
Y cuando en La Ciudadela comienzan a desesperarse en la búsqueda de un “9” matador, Miguel Fernández pide la palabra. “Quiero potenciar mi rendimiento”, remata, y jura que justo ese momento ha llegado. “La idea es aprovechar este tiempo para ponerme a punto físicamente. Antes había llegado muy encima del torneo y no había tenido esa chance. Quiero volver a sentirme importante”, firma “Monito”, el hombre que quiere aportar goles para consumar el ascenso.
Se terminó el descanso pero nadie dice ni mu en Bolívar y Pellegrini. Llegar a la meta es lo único que desvela a un grupo mentalizado en cumplir las pautas. “El ascenso no se negocia”, Chacana resume un sueño que se transformó en una cuestión de vida o muerte. Todos quieren sentir la dulce sensación del deber cumplido y por eso ayer comenzaron a calentar motores.