SEATTLE, Estados Unidos.- A los 24 años, a Nick Magnotti le diagnosticaron un cáncer de apéndice terminal. Luego de tres años de lucha contra la enfermedad, 17 sesiones de quimioterapia, varias operaciones y fuertes dolores, el pasado 14 de enero en su casa, antes de morir, dejó el mejor legado para su única hija: un video de él despidiéndose.
En las imágenes, el joven le recuerda a la pequeña Austin que "todo el mundo se muere", pero que ella es afortunada por poder despedirse de él. Nick le cuenta a su bebé que "hay gente que se ha levantado esta mañana para ir a trabajar y que no va a volver a casa y su familia no lo sabe".
Austin, por supuesto, ni se inmuta, se entretiene jugando con su peluche de elefante, sin ser consciente de que su padre no volverá a abrazarla ni a hacerle caricias mientras se duerme. Tiene siete meses.
Cuando Nick grabó este video sentía "un dolor intenso", pero era consciente de que su coraje a la hora de afrontar la muerte "podría cambiar la vida de otras personas".
La pequeña Austin es demasiado pequeña para comprenderlo. Tampoco intuye que esta grabación es una despedida. Ya no podrá retener ese momento, ni podrá volver al acuario con su padre. Pero nadie le tendrá que contar quien era aquel señor que se tumbaba con ella para jugar en la cuna pese a los dolores que sufría.