“Es un momento que prácticamente no me esperaba”, cuenta Nicolás antes de subir al auto para hacer de copiloto de Luis Silba. Es que Riveros se codea de nuevo con el plantel de Primera de San Martín, el que dejó cuando Arnaldo Sialle asumió el mando y lo bajó a la Liga. Pero ya está de vuelta “Nico”, con una chance que apareció tras la seria lesión de “Maxi” Rodríguez.
“Cuando volví a bajar la verdad que anímicamente fue un golpe, y no me quedaba otra que trabajar allá con Omar Marchese, esperando la chance de vuelta. Y bueno acá estoy, contento”, cuenta el volante, otra vez con una sonrisa de oreja a oreja. “Lo de ‘Maxi’ fue una desgracia, así que espero que se recupere pronto. Mientras tanto trataré de aportar lo mío acá”, cuenta. Con Augusto Max, su amigo, son dos opciones de 5 para Sialle, por lo que “Nico” es consciente que la oportunidad de volver al 11 puede ser cierta. “Ojalá pueda entrar en la consideración del DT y aportar mi granito de arena”, se esperanza.
Lo de Riveros fue tan fuerte que insiste con aquello que tuvo que pasar para volver a encontrarse hoy acá. “Pasé por diferentes estados de ánimo. Pero el jugador se la tiene que bancar. Por ahí estás muy arriba y pasa el tiempo y te encontrás abajo y es un cambio constante al que uno se tiene que acostumbrar, y hacerse fuerte también. Apoyándose en la familia, que está siempre bancándote”, cuenta. Los mismos compañeros de la Liga fueron un sostén para el jugador. “Con ellos estuvimos en el ciclo anterior con Juan Amador Sánchez, y cuando nos bajaron estuvimos en la lucha constante. Anímicamente todos mal y bajoneados, pero se había formado un lindo grupo y siempre hablábamos de que si a alguno le tocaba volver a subir, siempre lo apoyaríamos. Y por suerte me tocó a mi” indicó.
Con el plantel superior, “Nico” cuenta que lo que puede aportar, además de mucha marca, es puro sacrificio. “Mucho, sintiendo la camiseta que vengo vistiendo hace tantos años, desde las infantiles y ahora tengo 23 años”, cuenta el hombre que pasó por Newbery y Unión Aconquija de Las Estancias, para sumar experiencia. “Pero siempre estuve con el sentimiento ‘santo’ en la piel. Y ahora estoy acá, metiéndole”, dice.
Riveros no es nuevo, por eso dentro del grupo se desenvuelve con total confianza. “Los conozco, así que a la timidez de ser uno de los más chicos no la tengo. Les tengo confianza para las bromas. Aunque a veces me toman de punto y cuando hacen el loco tengo que ir al medio, ja”.
Desde adentro, Riveros también puede ver cosas que de afuera no se notan. ¿Cuáles?: “el hecho de que están todos unidos, tirando para el mismo objetivo. La unión es lo primordial, y acá la hay”.