El papa Francisco exhortó en su mensaje pascual a derrotar el flagelo del hambre, a la vez que condenó los “inmensos” derroches de alimentos. Ante unos 150.000 fieles reunidos en la plaza de San Pedro el prelado rogó al “Señor glorioso, que cesen todas las guerras, toda hostilidad pequeña o grande, antigua o reciente” y también oró por la reconciliación social en Venezuela.
Al impartir la bendición “urbi et orbi” (“a la ciudad y al mundo”) el Papa recordó a los afectados por la epidemia de ébola en África y rogó por “los que padecen enfermedades, que también se difunden a causa de la incuria y de la extrema pobreza”.
El pontífice llamó a “derrotar el flagelo del hambre, agravado por los conflictos y los inmensos derroches de los que a menudo somos cómplices”. “Haznos disponibles para proteger a los indefensos, especialmente a los niños, a las mujeres y a los ancianos, a veces sometidos a la explotación y al abandono”, agregó el Santo Padre, según coinciden las agencias DPA y DYN.
“Para todos los pueblos de la Tierra te pedimos, Señor, tú que has vencido a la muerte, danos tu vida y tu paz”, sostuvo.
Pidió en particular por la paz entre israelíes y palestinos, “las víctimas de la violencia fratricida en Irak” y reclamó a las partes en Siria que “tengan la audacia de negociar la paz”.
“Te suplicamos, Señor, por Siria, la amada Siria, para que todos los que sufren las consecuencias puedan recibir la suficiente ayuda humanitaria y para que las partes en causa no usen más la fuerza para sembrar la muerte”, aseveró.
Asimismo, clamó a Dios que “inspire iniciativas de paz en Ucrania, para que todas las partes implicadas, apoyadas por la comunidad internacional, lleven a cabo todo esfuerzo para impedir la violencia y construir, con su espíritu de unidad y diálogo, el futuro del país”.
El Papa argentino también pidió por Venezuela, para que “los ánimos se encaminen hacia la reconciliación y la concordia fraterna” tras los enfrentamientos entre la oposición y los partidarios del presidente Nicolás Maduro, que ya dejó más de 40 muertos.
Francisco habló sólo en italiano y también se refirió a la situación de los inmigrantes que buscan “una vida con dignidad”.
“Consuela a todos los que hoy no pueden celebrar la Pascua con sus seres queridos, por haber sido injustamente arrancados de su afecto, como tantas personas, sacerdotes y laicos, secuestradas en diferentes partes del mundo”, puntualizó.
Francisco presidió por segundo año la misa de Resurrección y luego salió al balcón para impartir la bendición “urbi et orbi” .