A Ruth Tomatis le tocará recordar el día más triste de su vida: 11 de abril de 2012. Y tendrá que relatarlo en público, ya que declarará como testigo en el juicio oral por el crimen de su hija, María Medina. Está previsto que el debate comience mañana, aunque también existe la posibilidad de que se pase a un cuarto intermedio debido a la demora de algunas pericias.
El hecho que juzgarán los vocales miembros de la Sala I de la Cámara Penal (Pedro Roldán Vázquez, Alfonso Zóttoli y Emilio Páez de la Torre) tiene como imputado a Armando Martín, quien era pareja de la víctima y -según consta en el expediente judicial- le prendió fuego. La causa está caratulada como homicidio agravado con alevosía.
Medina tenía 32 años y le faltaban tres materias para recibirse de traductora de inglés cuando la asesinaron. Esa tarde se encontraba junto a su novio en una casa de Corrientes al 3.200. Según consta en la causa, Martín le quebró la mandíbula y dos costillas a golpes; después le prendió fuego y la encerró con llave para que no pudiera salir. La mujer murió en el acto, con el 95% de su cuerpo quemado, y el presunto homicida fue detenido en ese preciso momento.
Demora
Mañana Martín saldrá del penal de Villa Urquiza para trasladarse al Palacio de Tribunales, donde será juzgado por el asesinato de Medina. Pero todo indica que los jueces se limitarán a leer la acusación y pasar a un cuarto intermedio. El motivo es que todavía no llegó una prueba de ADN de Buenos Aires y tampoco estaría lista una pericia psiquiátrica del imputado solicitada por su abogado (Sebastián Herrera Prieto).
“Si no me citan hasta el lunes, no voy a ir a tribunales para evitar disgustos”, afirmó Tomatis, que declarará como testigo. “Sólo espero que haya justicia. Y justicia, para mí, significa que Martín pague con la pena máxima el horror que le hizo a mi hija”, expresó la mujer, angustiada. La querella estará representada por el abogado Carlos Mayer.
Tarde escalofriante
Este violento crimen conmovió a los vecinos de Corrientes al 3.200. Aquella fatídica tarde, la discusión entre la víctima y el imputado comenzó alrededor de las 17. La disputa iba tomando fuerza, aunque no había ruidos hacia afuera. Sin embargo, en cuestión de minutos, comenzó a salir humo por una de las ventanas del fondo de la casa. Eso alertó a los vecinos de al lado, que corrieron hacia la casa que humeaba. En ese momento, llegó un taxi que estacionó al frente de la vivienda. Dos mujeres bajaron afligidas. “¡Armando, devolveme a mi hija!”, gritó una de ellas, desesperada. “¡Devolveme a mi hija!”, repitió Tomatis que clamaba por la vida de la víctima. Cuando llegó la Policía, Martín se negaba a dejarlos pasar aduciendo que no había pasado nada. Pero lograron entrar. Y descubrieron el horror.