José “Mellizo” Orellana se baja de una camioneta negra en 25 de Mayo y Mendoza y camina hacia un bar próximo, donde tendrá lugar la entrevista con LA GACETA. Está muy preocupado, porque asegura que la Casa de Gobierno “asfixia” la economía de Famaillá, donde su hermano, Enrique Orellana, es intendente. Pese a su aflicción, el legislador massista sonríe a peatones que lo reconocen y lo saludan por su cumpleaños 50, que celebró el martes. “Hay políticos que no pueden sentarse a tomar un café”, dice, antes de sentarse a la mesa para dialogar.
Minutos después, ya con el grabador encendido, lanza la primera de una serie de frases dirigidas a la cabeza del Poder Ejecutivo (PE). “El gobernador (José Alperovich) se olvida que en los momentos de los saqueos a los tucumanos se les decía que todo estaba bien, pero la concesionaria de su familia había llevado sus vehículos a otro lado. El comentario de los tucumanos es que están disconformes con esta gestión, porque el concepto es que este es el gobierno más corrupto de la historia de Tucumán. Y esto rompe el mito de que los millonarios no robarán porque no les hace falta. Los hechos demuestran que en Tucumán no es así”, afirmó, con énfasis “El Mellizo” Orellana.
- El Gobierno provincial asegura que Famaillá es uno de los municipios más endeudados, y que recibió todos los fondos del “Pacto Social”.
- El presidente de la comisión de Hacienda de la Cámara (el oficialista Ramiro González Navarro) dijo una verdad a medias, y como tal, una gran mentira. El habló de recursos que corresponden por coparticipación a Famaillá. Pero no habló del Fondo de Desarrollo del Interior (FDI), del Fondo Soja y de otra plata que el Gobierno viene robando a los municipios para poder asumir incrementos salariales. Son malversaciones que pueden justificar. El problema es que la sábana se extiende para todos, menos para Famaillá, que venía recibiendo $ 500.000 menos por “Pacto Social” y ahora hay un faltante de $ 750.000. Este recorte desnuda la pobre política de la Casa de Gobierno, que es la de no preocuparse por los problemas reales de Tucumán, como la inseguridad, el caso “Lebbos”, (el contrato de) Marianela Mirra, los conflictos en la Caja Popular u otros tantos asuntos para los que no centralizan acciones. Son unos descarados y sinvergüenzas.
- ¿Cómo avanzará junto a su hermano ante este escenario?
- Lo importante es que el Gobierno cumpla los Pactos (Social y Obras) establecidos por la Legislatura. No hablamos de favores políticos. Si no, nos veremos en obligación de llevar adelante lo que la dirigencia de nuestro espacio político considere. Hay compañeros que plantean incluso tomar la Casa de Gobierno. Veremos...
- A usted se le apunta que quería bautizar la ruta 38 como Néstor Kirchner, y ahora es dirigente del massismo...
- Cuando estaba Kirchner el país vivía una realidad, y con Cristina (Fernández) las cosas fueron para atrás. Es una gestión que nos miente sobre inseguridad, inflación... No es que me volví rebelde, pero tengo los pies sobre la tierra. Es claro que quieren destruir al intendente de Famaillá. Si esa es su idea, algún arañazo les vamos a dar, porque es claro que buscan intervenir el municipio.
- ¿Hay chances de un acercamiento con Osvaldo Jaldo?
- De eso se tiene que encargar el intendente. Pero si a Jaldo le quitás el Ministerio del Interior no lo vota ni la familia. Son políticos del aparato, y en las próximas elecciones eso se acaba. El de Alperovich es un clan, que generó un plan: hacer pedazos al peronismo para que no tenga influencia en las decisiones políticas. Por algo los planes “Ellas Hacen” y “Argentina Trabaja” sólo llegan al Gran San Miguel de Tucumán. Es una lástima que al Partido Justicialista lo conduzcan quienes vienen de la UCR.