A Sergio Bergman, rabino y diputado nacional (PRO), le bastan 20 minutos de conversación para tocar todos los temas de interés para su partido y de interés para la prensa. Verborrágico, el macrista “corrió” un maratón de encuentros durante su estadía exprés en esta ciudad. “Tucumán es el último bastión de la autocracia y quizá comparta esa condición sólo con Santiago del Estero. En el resto del país, la gente está diciendo basta a la tiranía, la supresión de la división de poderes y la corrupción”, dijo Bergman ayer ante los dirigentes Pablo Walter, Alberto Colombres Garmendia y Agustín Viejobueno.
Pero esa impresión amarga enseguida dio paso a un discurso positivo. “Tucumán tiene todo lo que necesita para cambiar y crecer, pero está sometida a la degradación institucional”, analizó. Y luego comentó que al PRO le interesa hablar con los actores de la sociedad civil dispuestos a ofrendar su talento al Estado, pero que no se involucran en la política porque le temen o son escépticos. “Queremos debatir ideas ahora: no estamos esperando que haya elecciones para propiciar el diálogo”, dijo.
Sociedad esquiva
Sin embargo, la cuestión electoral resulta inevitable, más con un Mauricio Macri que crece en las encuestas encargadas con vistas a las elecciones presidenciales de 2015. Los macristas presentes son conscientes de que en Tucumán no tienen todos los postulantes que necesitan para encarar en soledad el próximo turno electoral. “Hay tres dimensiones de trabajo: la estructura del partido, la identidad y el cambio cultural. Todo ello lleva tiempo y no hablamos de una elección sino de una generación. Mientras tanto, nuestra estrategia es armar frentes”, manifestó. Y matizó que esas uniones no serán “digitadas” a control remoto desde Buenos Aires: “cada jurisdicción definirá su situación y el PRO de Tucumán no va a estar exento de estas conversaciones”.
En las elecciones pasadas, la fuerza política de Colombres Garmendia se presentó sola no porque quiso sino porque no logró cerrar un acuerdo con el Acuerdo Cívico y Social de José Cano. El rabino recordó esa imposibilidad y dijo que no haber conseguido los resultados esperados no era motivo para no perseverar en el camino elegido. “Insistiremos con los espacios de la oposición porque las posturas cambian. Una figura que en su momento fue intransigente como (la diputada Elisa) ‘Lilita’ Carrió hoy ya no plantea el cierre de la conversación (con el PRO)”, ejemplificó.
Por supuesto que idéntica expectativa “frentista” baraja el PRO para las presidenciales, aunque Bergman comentó que el macrismo aguarda que sus eventuales socios se aclaren. “Pensamos que, después de 30 años de votar por lo mismo, la gente querrá darse la oportunidad de algo nuevo. UNEN es un espacio interesantísimo, pero sus figuras aún no se pusieron de acuerdo”, analizó. Según Bergman, dicha oportunidad existe no porque la ciudadanía de repente haya comprendido la necesidad de una política sana, sino por el agotamiento del ciclo económico.
A la altura de Francisco
De pasada, el diputado negó que el procesamiento de Macri en la causa de las escuchas ilegales sea comparable al del vicepresidente Amado Boudou en “Ciccone”. “Norberto Oyarbide no es un juez independiente: así como no pudo encontrar pruebas en la denuncia de enriquecimiento ilícito del matrimonio Kirchner, sí halló la forma de armar una causa contra Mauricio. La otra diferencia es que el líder del PRO sí quiere ir al juicio oral, pero la estrategia del oficialismo es tenerlo procesado para siempre”, apuntó. Aún así, reconoció que el enfrentamiento entre Macri y la mandataria bajó de intensidad por el “cuiden a la presidenta” del papa Francisco: “debemos perdonarnos sin habilitar la impunidad. Después de 2015 viene otra Argentina y espero que ese país esté a la altura del Papa que tenemos”.