Si lo de los 120 minutos de monarquía de Holanda fue un canto a la injusticia por el 0-0 final, desde los 12 pasos Louis Van Gaal sacó su as de la manga y encaminó lo que debería haber sido un triunfo sin suspiros ni dolores de cabeza. El empate tuvo un culpable, Keylor Navas, el tremendo arquero “tico”, que si no pudo sacar algún pelotazo, tuvo ayuda del palo o del travesaño.
Fue una noche extraña, intensa porque el dominio casi siempre fue naranja y Costa Rica apenas si se animaba a salir de contra cuando encontraba algún espacio. Todas las situaciones de ataque propicias fueron de Holanda. Una sola como la gente tuvo el derrotado en el suplementario. Ahí se lució el otro arquero, Jesper Cillessen, evitando que Marcos Urueña hiciera la de Dios y deje al subcampeón del mundo sin semifinal con Argentina. Hubiera sido inmerecido, un poco porque Wesley Sneijder reventó dos veces los parantes y porque Navas ahogó todas las buenas de una ofensiva que fue hasta su arco estilo malón diabólico.
Previo a llegar el turno de ir a la tanda del golpe por golpe, Van Gaal mandó a la cancha a Tim Krul, conocido por su habilidad de tapar remates desde los 11 pasos. Dicho y hecho. Krul no perdonó ni a Bryan Ruiz (pateó el segundo) ni a Michael Umaña (el cuarto). Sus compañeros no fallaron, adiós Mundial para los “ticos”, y bienvenida “semi” para una “naranja” que volverá a chocar con Argentina tras 16 años.
Es más, su recuerdo es dulce. Nos dejaron afuera en cuartos de final de Francia ‘98 con ese agónico gol de Dennis Bergkamp. Será tiempo, entonces, de cobrar revancha. Y aunque suene extraño, Holanda será un rival más sencillo que Costa Rica. Le gusta atacar y ello le genera huecos en el fondo.
Tiene una ofensiva voraz, sí, pero su zaga no llega a ser una muralla. Se viene un partido de ida y vuelta y si Arjen Robben está bien cuidado, bloqueado, Lionel Messi podrá hacer la diferencia. Esa que Holanda no pudo hacer ayer contra una Costa Rica que le cerró el arco.