Cuando una sirena suena en la vía pública, las miradas buscan inmediatamente una ambulancia o una autobomba. La imagen de un accidente o de un incendio vienen automáticamente a la mente. Los bomberos son la rueda de auxilio de una comunidad, y pese que su esforzada labor, generalmente solemos acordarnos de ellos cuando se está involucrado en un percance. No se piensa en que la mayoría son voluntarios y deben desarrollar su labor con falta de elementos o del apoyo económico necesario para su funcionamiento.
En nuestra edición de ayer, el responsable de los Bomberos Voluntarios de Concepción señaló que pueden funcionar merced al aporte de socios, subsidios de la provincia o del Consejo Nacional de Bomberos, a los voluntarios que donan sus horas y a las rifas que compran los vecinos. La dotación cuenta con dos autobombas, una camioneta y una combi. Contó que el equipamiento de un bombero cuesta entre $ 40.000 y $ 50.000 y que reciben anualmente de la Provincia un subsidio de $ 80.000, es decir que ese dinero les alcanza para equipar a un rescatista por año. Señaló que diariamente realizan cuatro intervenciones; la gran mayoría son por accidentes de tránsito (en 2013 llegó al 66% del total en el departamento Chicligasta), pero también incendios y rescate de gatos de los árboles. Explicó que la labor se quintuplicó en los últimos años. “Cada salida implica un altísimo costo económico. Los apoyos siempre resultan insuficientes”, aseveró.
No es muy diferente en el aspecto económico la situación del cuerpo de los Bomberos Voluntarios de Yerba Buena, que en septiembre pasado, tuvo un papel central para combatir el incendio del cerro San Javier. El jefe del cuartel afirmó que para que la dotación tenga un funcionamiento aceptable necesitan por mes entre $ 20.000 y $ 25.000 para mantener los equipos y atender a las emergencias. “Es una cifra a la que casi nunca llegan y a los subsidios anuales de los gobiernos nacional y provincial los utilizan para hacerse de equipos, que siempre están ligados al precio del dólar... El voluntariado es muy escaso porque no todo aquel que quiere ser voluntario se hace bombero; hay otras instituciones que también trabajan con voluntariado, como comedores, asociaciones, etcétera. Pero en este caso es más complicado porque se necesita mucha vocación, garra, tiempo y una familia que te apoye”, contrastó.
Se estima que en el territorio nacional son más de 600 los cuarteles de bomberos voluntarios, de los cuales alrededor de una docena están en nuestra provincia (Tafí Viejo, Yerba Buena, Alderetes, Concepción, Monteros, Aguilares, Alberdi, San Miguel de Tucumán y Lules, entre otros).
Nos parece que en el presupuesto provincial debería asignarse una partida específica para que estas dotaciones que cumplen con un servicio de gran importancia, puedan funcionar con el equipamientos adecuado, sin sobresaltos económicos. Se podría pedir, por ejemplo, el apoyo de las empresas a cambio de una disminución en el pago de sus tributos.
Se trata de un trabajo voluntario, es decir no remunerado, de manera que es mayor aún su valor. Son ciudadanos que entregan gratuitamente sus horas en beneficio de la sociedad, una acción noble y solidaria poco común en la sociedad. “Detrás de esto hay un sueño, que es el que justifica todo el esfuerzo”, dijo el jefe de los Bomberos Voluntarios de Yerba Buena.