El camino es empedrado. El río presenta algunos obstáculos, pero ninguno es imposible de sortear. La paciencia es clave para esperar y tomar aire. El esfuerzo es necesario para llegar a la meta y descubrir lo que, al final, parece un premio de la naturaleza a semejante empeño puesto durante una hora de trekking.
La cascada de Los Pizarro, en la localidad de La Cocha, parece una gigantesca ducha helada que se abre paso en medio de la selva y las montañas. La caída de agua mide entre 70 y 80 metros de altura. Imponente, la montaña adquiere la apariencia de una canaleta rocosa en posición vertical que, en su centro, marca un chorro de agua que nunca se interrumpe.
En los días de buen tiempo (sin lluvia), el lugar es ideal para pasar unas horas al aire libre, rodeado del verde selvático. Entre las 9 y las 16 es el horario que recomiendan los guías de turismo aventura. Más tarde, no es recomendable, porque la montaña exhala una brisa fría que baja el termómetro en minutos.
El lugar es un territorio poco explorado, a pesar de que el paisaje es maravilloso. No hay infraestructura (asadores, merenderos, paradores y señalización, entre otros). Por esa razón, es fundamental emprender la excursión con un guía (lugareños o expertos en turismo aventura). Previamente deben prepararse las provisiones de alimentos y bebidas, ya que no hay posibilidades de comprar nada en cinco kilómetros a la redonda.
Es fundamental tener en cuenta que el alimento a llevar debe ser sólo el indispensable para no recargar la mochila en la espalda durante el trekking. Es ideal cargar frutas variadas y agua mineral.
Helechos y musgos
A los costados del sendero, la vegetación es característica de las yungas tucumanas. En algunos tramos, se oye el crujido de las hojas secas que se aplastan bajo los pies. En otros, la humedad crece por las rocas en forma de helechos y de musgos.
La mayoría de los pobladores del sur tucumano conocen la cascada de Los Pizarro. Alguna vez la visitaron y se saben de memoria el trayecto. En el camino hay que cruzar el río. La mayor parte del año el caudal de agua es mínimo, pero está repleto de enormes piedras puntiagudas y deformes. Esas rocas se utilizan como base de apoyo para avanzar en el camino.
El calzado y la ropa deben adecuarse a las condiciones del turismo aventura. Para esta época del año es conveniente llevar algún abrigo y una remera de repuesto en el bolso para cambiarse si es necesario mantener el cuerpo seco.
Se necesita esfuerzo físico para llegar a la cascada de Los Pizarro, pero al final el impulso de la travesía tiene una formidable e imponente recompensa que se abre ante los ojos. Es una invitación a descubrir un tesoro que regala la naturaleza, llena de sol, agua y vida silvestre.