Hay una especie de pacto tácito entre los adolescentes: lo que pasa en Bariloche, queda en Bariloche. No es algo nuevo. Generaciones y generaciones de egresados viajaron a la ciudad patagónica e hicieron allá cosas que probablemente no se hubiesen animado a hacer en su entorno cotidiano. Pero, según una psicóloga experta en adolescente, la incitación sexual que llega desde los medios es mucho mayor ahora que en el pasado. Y eso empuja a transgredir nuevos límites.
“Muchos chicos viajan con la idea de que en Bariloche todo está permitido. Luego, regresan a Tucumán y sus vidas vuelven a la normalidad. Es cierto que el adolescente por naturaleza transgrede constantemente, pero también es cierto que en Bariloche encuentra su mejor oportunidad, porque ahí nadie lo esta observando ni juzgando. Siempre fue así, pero ahora está mas acentuado que otras épocas”, explicó la psicóloga Florencia Alzogaray.
Según esta especialista, los adolescentes tucumanos conviven con una realidad contradictoria: por un lado, están inmersos en una cultura muy conservadora; por el otro, el entorno los empuja permanentemente al sexo, al consumo de alcohol y a los excesos.
“La familia no prepara a los chicos; en las escuelas no se avanza con la educación sexual y ellos tienen muchas dudas... Las escuelas no deberían desentenderse y preparar más a los chicos que van a vivir estas experiencias. En los viajes a Disney que hacen las quinceañeras pasa lo mismo que en Bariloche: muchas van a tener su primera relación sexual allá o a hacer otras cosas que en el país no harían”, detalló Alzogaray.
La psicóloga insiste en que a los chicos no se les da la contención que necesitan. “La familia está cambiando mucho: hay conflictos, los hijos quedan a la deriva y sin saber qué hacer. La sexualidad desborda las redes virtuales, porque no hay contención genuina desde la familia. Tenemos una sociedad que da muchas libertades, pero que no prepara a los jóvenes para eso”, concluyó la especialista en terapia sistémica.