“Me dijeron que el dueño de casa hizo dos disparos al aire y dos a quemarropa”, declaró ayer el testigo Luis Germán Ávila. El joven estuvo en la fiesta que se realizaba en la casa de Rubén Marcelo Camisay, el 21 de enero de 2012, cuando Tomás Caride resultó herido de bala y quedó parapléjico. Camisay está imputado por el delito de lesiones gravísimas agravadas por el uso de arma de fuego, ya que es el presunto autor del balazo que hirió al adolescente de 16 años.
El testigo Ávila relató que participaba de la fiesta hasta que un grupo de chicos en moto comenzaron a hacer disturbios en la puerta. “Como a las 4 comencé a sentir ruidos de problemas en la calle”, contó. Ante la gravedad del incidente (lanzaban piedras y botellazos hacia la casa), apagaron la música. “Escuché disparos, pudieron ser cuatro”, indicó. En ese sentido, el joven aseguró que los estruendos provenían de un arma corta, como un revólver o una pistola. Y explicó que conoce el sonido porque una vez le dispararon con una 9mm durante un asalto.
“Cuando salí, había un chico tirado al lado de una moto. Tenía una herida de arma de fuego”, describió. Según afirmó Ávila, en ese momento se comentaba que el autor del balazo era el dueño de casa (Camisay).
Los jueces de la Sala I (Pedro Roldán Vázquez, Alfonso Zóttoli y María Elisa Molina) también escucharon ayer los testimonios de otros tres testigos: dos cuñados de Camisay y otro joven invitado a la fiesta. Pero, a diferencia de Ávila, los tres negaron haber escuchado disparos. “En medio del problema, mi cuñado saca una escopeta, hace movimientos amenazantes y le digo: ‘no vas a disparar’. Entonces él me contesta que no está cargada”, relató Marcelo Zárate.
El primer día de audiencia, el imputado reconoció que sacó una escopeta para amedrentar a los chicos que pretendían entrar por la fuerza a su casa. Sin embargo, aclaró que en ningún momento realizó ningún disparo. “Les grité que se vayan, pero nunca disparé. Después entré, dejé la escopeta contra la pared y llamé a la comisaría 7ª”, aseguró.
El miércoles a la tarde, el tribunal realizará una inspección ocular en el lugar del hecho (Santa Fe y Esquiú) y luego reanudará la audiencia para oír a los tres últimos testigos. Luego se incorporará la prueba instrumental y se pasará a un cuarto intermedio hasta el viernes, cuando comiencen los alegatos.