LA PLATA.- Alejandro Sabella, ex entrenador del seleccionado argentino en la última Copa del Mundo, fue distinguido como visitante ilustre de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata, y en ese contexto sostuvo que está "muy contento, porque Argentina está en buenas manos, ya que tiene un entrenador como Gerardo Martino de enorme jerarquía”.
Con esa definición les puso punto final a su charla con los periodistas, aunque previamente señaló que ahora está "descansando. Estoy bien y viendo, investigando para estar siempre preparado para cuando nos toque estar al frente. Fue un tiempo de mucha exigencia y estamos reponiendo energías”.
Sabella estuvo acompañado por su esposa Silvana Rossi y dos de sus colaboradores Claudio Gugnali y el profesor Pablo Blanco.
El entrenador agradeció la distinción de la facultad y remarcó que “es un orgullo que esta casa de altos estudios" lo tenga en cuenta. "Acá se enseñan las leyes, a respetarlas, algo que en este país por mucho tiempo no se respetó y estos establecimientos de tanto prestigio estuvieron cerrados”, resaltó.
Sabella en su juventud fue estudiante de derecho en la Universidad de Buenos Aires, hasta que el fútbol acaparó todo su tiempo.
Más adelante recordó sus máximas como entrenador y manifestó que cuando "toma responsabilidades", no puede pensar en si mismo. "Yo dirigí a Estudiantes y a la Selección. En mi club representé a cada hincha y en el cargo máximo a cada argentino. Siempre inculqué lo que sentí, que es compromiso y sentido de pertenencia”, enfatizó.
“El ejemplo que debía dar tenía que ser el mejor, porque mucha gente nos miraba, nos observaba y por eso había que tener actitudes honestas para que nos copien. Eso lo entendió cada uno de los integrantes del equipo de mi club y luego los muchachos de la selección”, agregó.
Se hizo un breve tiempo para reflexionar sobre lo realizado al frente del seleccionado y destacó que “la selección argentina es un conjunto de valores. Hay que conjugar prestigio, individualismo, pensar en nosotros y en ser inteligentes y no vivos. Ese grupo dejó todo y jugó una final del mundo después de 24 años”.
Por último, Sabella hizo alusión, como tanto le gusta, a distintos poetas, y en este caso se refugió en “El Principito” y afirmó que “cada jugador de la selección lo entendió y el alma no le fue invisible a los ojos de la gente, porque lo más importante son los valores que quedan en el alma interior, más allá de los resultados que quedan en el tiempo”. (Télam)